En el corazón de La Orotava, al norte de Tenerife, se encuentra una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de Canarias. Hablamos de la Casa de Los Balcones, también conocida como Casa Méndez-Fonseca, un edificio del siglo XVII que representa como pocos la tradición y el esplendor del patrimonio isleño.
Situada en una de las calles más emblemáticas de la villa, esta casona destaca por su espectacular fachada de madera de tea, los balcones canarios tallados a mano y un interior que se conserva en excelente estado gracias al esfuerzo de generaciones de la familia Machado, sus actuales propietarios.
Balcones de madera tallada
La fachada de tres plantas conserva los elementos tradicionales de las casas señoriales canarias. En la planta superior, un balcón corrido domina la vista exterior, mientras que la segunda planta exhibe cinco balcones de rejería, cada uno con base de madera y esgrafiados geométricos y vegetales alrededor de los vanos.
Uno de los elementos más llamativos es la puerta principal tachonada, con cuarterones clásicos y los blasones de la familia Fonseca sobre el balcón central. En conjunto, la fachada transmite un equilibrio perfecto entre fortaleza, elegancia y tradición.
Un patio lleno de historia
Al entrar, el visitante se encuentra con un auténtico patio canario, donde sobresale el ala frontal por la calidad de sus trabajos en madera de tea canaria, una madera noble y difícil de tallar que aquí alcanza su máxima expresión. Las altas columnas de tea, que descansan sobre pedestales de piedra, sostienen galerías con balaustres pareados y detalles florales.
Una escalera de caracol en el lateral izquierdo y los techos artesonados de algunas salas aportan un toque aún más artístico. El patio se adorna con una exuberante vegetación, creando un espacio acogedor donde el visitante se siente transportado a otra época.
Madera que cuenta siglos
Lo que más impresiona en esta casa es la omnipresencia de la madera de pino canario: techos, vigas, columnas, traviesas… todo está tallado con un nivel de detalle que convierte el conjunto en un homenaje a los maestros carpinteros canarios. Muchos de los elementos nunca han sido tratados ni pintados, y aún hoy, tras siglos de historia, la madera sigue destilando resina.
En su interior, los techos artísticamente tallados de cada salón y la cuidada ambientación de cada espacio permiten conocer cómo vivían las antiguas familias nobles de la isla.
Un museo vivo de Canarias
Actualmente, la Casa de Los Balcones funciona como casa-museo, abierta al público para visitas culturales, exposiciones y eventos. Es mucho más que una atracción turística: es una ventana al pasado, un símbolo de la arquitectura tradicional canaria y una oportunidad de descubrir, en primera persona, una de las fachadas más pintorescas del archipiélago.
Con sus gruesos muros de piedra y barro, sus salones amplios y soleados, y su icónica balconada de tres alturas, la Casa de Los Balcones es sin duda uno de los lugares más especiales que se pueden visitar en Tenerife.
