Playa Jardín ha reabierto tras casi un año cerrada al baño debido a la contaminación de sus aguas por la bacteria Escherichia coli. Se trata del tramo de costa más emblemático del Puerto de la Cruz, el que más visitantes atrae y un motor clave para la economía local, tanto del barrio de Punta Brava como del conjunto del municipio. La reapertura ha generado alivio entre los comercios de la zona, aunque también se percibe cierta desconfianza respecto al futuro inmediato.
“Por lo pronto, ya las hogueras de San Juan no se harán aquí”, señala a Atlántico Hoy un camarero de uno de los negocios cercanos a la playa. La festividad era uno de los principales reclamos del verano en Playa Jardín, pero este año se ha trasladado a otra parte del municipio. “La zona de los ricos”, añade el trabajador, en referencia a la nueva ubicación.
Optimismo moderado
Cuentan que la plantilla se ha reducido a la mitad de los trabajadores de antes de que cerrara Playa Jardín, y en cuanto a sus expectativas de mejora, "no sabemos nada. Hoy han reabierto la playa pero quién sabe si con la gente que llega, dentro de un tiempo miden y tienen que cerrar otra vez".
Aunque la mayoría de los establecimientos espera que la reapertura mejore la situación económica, el optimismo es moderado. “Yo creo que este verano será malo todavía”, opina una trabajadora de Casa Julián, local a pie de playa al que esta situación ha dejado muy tocado.
El tejido turístico se ha roto tras un año de playas contaminadas, y son muchos los que coinciden en que recuperar la confianza llevará tiempo. "Si los turistas que venían frecuentemente han encontrado otro sitio, no van a volver. Vamos a tardar en recuperar la masa de turistas que venían a estas playas”, lamenta el gerente del Restaurante Alanda, ya en la carretera.
Temporada alta
Afirma el verano pasado fue "el peor desde la pandemia", con pérdidas superiores al 60%. “El invierno se sostuvo mejor porque la gente que nos llega, principalmente mayores, les interesa menos la playa”, comentan.
El turismo de sol y playa es el gran activo de esta zona de la isla, que recibe turistas todo el año "principalmente ingleses y alemanes", dicen varios trabajadores que cuentan que las noticias sobre la contaminación de Playa Jardín “salieron en periódicos extranjeros, hasta de pueblos de Polonia”, lo que achacan a la enorme reducción de visitantes.
Tiendas y supermercados
Pero no son solo los negocios más cercanos a las playas los que han sufrido las consecuencias del cierre, la onda expansiva afecta a todo el Puerto de la Cruz, y en las calles cercanas a la Plaza del Charco, también se notan los estragos. Como apunta Magdalena, la dueña de Maja Artesanías, las ventas "han caído hasta un 70%. La gente que pasaba de una parte del Puerto a la otra ya no visita la playa y no pasan por aquí. Somos las últimas tiendas en esa dirección, lo demás son bares”, explican.
Incluso los supermercados han notado el descenso. Carlos, propietario de un establecimiento de los de toda la vida, asegura que las ventas han bajado, aunque mantiene la esperanza de que esta reapertura devuelva la normalidad a los pequeños comercios del Puerto de la Cruz: “Siempre hay que ser optimistas”.