El destrozo histórico de los pinos canarios que impulsaron una descontrolada reforestación

El uso múltiple de la madera del pino en la época de La Conquista arrasó con la existencia del árbol en Canarias provocando un repoblamiento en abundancia

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Zona de pinares canarios o 'pinus canariensis' / GOBIERNO DE CANARIAS
Zona de pinares canarios o 'pinus canariensis' / GOBIERNO DE CANARIAS

Una gran masa forestal de pino canario se ha perdido como consecuencia del grave incendio que ya alcanza los diez días de quema, aunque está declarado estabilizado desde el jueves. Sin embargo, no es la primera vez que los pinares sufren una tragedia en términos de pérdidas, pues, además de incendios pasados, fueron objeto de tala a discreción durante La Conquista.

Una mano humana que prácticamente aniquiló al pino canario de Tenerife, pero que con el tiempo se logró rebrotar su vida en una mayor extensión. Sin embargo, por falta de estudios y más conocimientos en aquella época las repoblaciones se hicieron de forma desmedida y con afectaciones en la conformación individual de cada espécimen.

“Las reforestaciones se hicieron de muy buena fe, pero nos damos cuenta que todo es mejorable. No es que se hiciera mal, hay matices”, contextualiza la bióloga botánica Atteneri Rivero. “Como Tenerife se arrasó por completo, cuando se empezó a tener un poco de conciencia medioambiental y a recuperar los ecosistemas lo que se hizo fue reforestar el pino canario”, añade.

La tala en La Conquista

Pero viajemos a las causas, a cuando predominaba el pinar canario original. Según relata Atteneri, “casi en La Conquista (siglo XV), todos los pinares fueron arrasados porque se utilizaba para todo. Para combustible, para hacer barcas, casas, iglesias, catedrales… y a parte del uso maderero, era para hacer la brea, que es como un aceite para quemar, que se usaba tanto en las casas con los barcos”, argumenta. “Era una de las industrias más potentes que teníamos”, añade.

Razones por las que en un terreno tan limitado como es una isla prácticamente acabó con la existencia del hoy tan característico árbol, y casi emblema, de las islas. En este círculo vicioso de la tala de pinos, tras arrasar con los pinos naturales canarios, los extranjeros trajeron pinos europeos “porque crecía más rápido”, cuenta Rivero.

La reforestación

No fue hasta entrados en los recientes años 60 cuando se volvió a tener conciencia medioambiental apostando por lo local. “Decidieron quitar los europeos para recuperar los pinares canarios”, aunque se ejecutó más de la cuenta. “Se pusieron muchísimos y se rompió un poco la armonía que tiene el pinar canario y se sembró todos a la vez. Muy juntos y en zonas donde antes no había pinar canario, sino laurisilva o en zonas de bosques termófilos”, explica la experta.

Así, los pinos canarios de la zona norte de Tenerife -los que se han estado quemando en estos días- tienen todos la misma copa, que es como triangular. Además, tienen la misma altura, lo que quiere decir que las reforestaciones se hicieron en los mismos años. “No es un pinar como el que se estaba quemando en la zona de Arico, Fasnia y Granadilla, donde están los mas originales de la isla, que no se cortaron entonces. Son los que llaman pinos padres”, esgrime Atteneri Rivero.

Incendio de Tenerife / EFE - RAMÓN DE LA ROCHA
Incendio de Tenerife / EFE - RAMÓN DE LA ROCHA

Los pinos originales

Precisamente, esos pinos padres, los originales, los que nunca fueron talados, han podido mantener sus características primigenias de la especie. Altura, tipo de madera… Diferencias que se construyen debido a la mencionada reforestación descontrolada. “Al meter los pinos tan juntos y haber tanta masa, el propio pino no se desarrolla de manera natural”, avanza Rivero.

“Entre ellos van a competir por la luz y por los recursos y van intentar estirarse hacia arriba y el tronco no va a desarrollarse tan bien”, agrega antes de compartir una posible clave que tiene incidencia en la propagación de los incendios. “Me temo que no tienen tanto desarrollo en su corteza como un pino natural. El fuego, incluso le puede hacer más daño”.

Originales vs. Reforestados

Además, las diferencias no son solo en el pino en sí mismo, sino el conjunto de los pinares. “El entorno va a tener menos sotobosque y no dejará vivir a más especies de flora. Un pinar de Arico o Granadillo es un pinar abierto, más heterogéneo y hay ventanas de oportunidad para las demás especies”, comparte Rivero.

Asimismo, los pinares que aún viven desde su origen poseen otra virtud diferencial con los descendientes de las reforestaciones: tienen distintos tamaños y edades. “Es como si dentro de 50 años morirían todos los pinos a la vez de los reforestados porque tienen la misma edad”, apunta. “En los originales hay un equilibrio. Por ejemplo, un pino viejo sirve para los picapinos que van solo a las maderas muertas… La diferencia con el ecosistema es bastante abismal”. Asevera la bióloga botánica.

La verdadera pérdida no son los pinos

En este contexto, Atteneri confiesa que le da “mucha pena” cuando la gente habla del rebrote de los pinos “a modo de esperanza” porque olvidan algo más importante. “Les intento abrir los ojos con que en realidad lo que estamos perdiendo no son las masas de pino canario, sino que estamos perdiendo unas joyas naturales de endemismos canarios espectaculares. Estamos perdiendo las joyas de la corona”, sentencia.