La moda de quedar en el Ikea para tejer y hacer ganchillo llega a La Laguna

Por toda España, grupos de mujeres quedan en el Ikea más cercano para tejer, una curiosa actividad que acaba de aterrizar en Tenerife

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Parte del grupo de tejedoras de Tenerife haciendo ganchillo en el Ikea de La Laguna./ MONTAJE AH
Parte del grupo de tejedoras de Tenerife haciendo ganchillo en el Ikea de La Laguna./ MONTAJE AH

Hace tiempo que hacer ganchillo en público pasó de ser algo raro de ver a una actividad cada vez más cotidiana. A la par, lo que hasta hace no mucho parecía una actividad de personas mayores, cada vez se está practicando más entre todas las edades.

Tejer es un desestresante natural. Entre vuelta y vuelta, contando puntos, las penas del día a día se olvidan y el estrés se diluye en kilómetros de lana enrollada en ovillos, que gracias a las agujas y la pericia de las manos que las empuñan, acaban siendo bonitos suéteres, bolsos, riñoneras, vestidos, camisas... Todo lo que uno pueda imaginar.

Quedadas en Ikea

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el Ikea? Buena pregunta. Comercialmente, nada. Socialmente, el Ikea ha producido un fenómeno social: grupos de mujeres no interconectados entre sí han decidido juntarse en las cafeterías de esta gran superficie en distintas ciudades para tejer.

San Sebastián de los Reyes (Madrid), Sevilla, Sabadell (Barcelona)... Y ahora en La Laguna (Tenerife). El grupo de tejedoras tinerfeñas queda en el Ikea de La Laguna los viernes, aunque no todos. Son un grupo enorme de medio centenar de personas que vienen de toda la isla.

Este 11 de agosto, las tejedoras canarias han celebrado su segunda quedada de "puertas abiertas" en el Ikea lagunero, ya que, según explica Yasmín -una de sus fundadoras- a Atlántico Hoy, el grupo ya existía de mucho antes pero era la primera vez que decidían darse a conocer y acudir a esta gran superficie comercial.

Los orígenes

Yasmín narra a este medio el núcleo original del grupo lo conformaron dos de sus componentes, Chari e Ithaisa, que  acogieron a la propia Yásmin y a Eugenia, otra de las tejedoras. 

Las tejedoras explican que la idea de quedar presencialmente a tejer como reunión social se originó a raíz del podcast de una creadora de contenido llamada Belén Fernández, una asturiana que realiza videotutoriales de ganchillo por YouTube y, después del confinamiento, animó a sus seguidores a hacer quedadas para tejer.

La pandemia lo empezó todo

La pandemia tuvo una gran implicación en el boom del ganchillo, pues se convirtió en una actividad rápida de aprender y entretenida, especialmente con tutoriales como los de Belén Fernández, que empujó a gente de todas las edades a este mundillo.

El cuarteto original de las tejedoras de Tenerife había ido creciendo con el tiempo, pero decidieron que querían ser más, así que Yasmín creó un grupo de télegram y se lo mandó a Belén Fernández, la impulsora detrás de todo este auge, para que lo promocionase en sus redes. Enseguida, el grupo creció exponencialmente, con el empujón de Belén.

¿Por qué en Ikea?

Pero el lector se preguntará: ¿Qué pinta el Ikea en todo esto? Realmente, es una cuestión de pragmatismo. "Allí disponemos de espacio para todas, sin necesidad de reservar y es un punto equidistante para las del norte y las del sur. Es por la amplitud del espacio y porque nos permiten estar allí, sin condiciones", explica Yasmín.

Un patrón que, como el de sus lanas, se repite por toda la geografía española: las tejedoras quedan en la cafetería del Ikea. No hay ninguna interrelación entre lo que hacen y el lugar en el que lo hacen, es simplemente por comodidad para llegar, aparcar, establecerse y disponer de tiempo.

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