No todas las playas de Canarias están llenas de hamacas, chiringuitos y avenidas costeras. Algunas permanecen intactas, protegidas por acantilados y por la lejanía. Son espacios que han resistido al urbanismo y a las masas, y cuya belleza sigue sorprendiendo tanto a locales como a viajeros que llegan dispuestos a caminar y descubrir. Incluso algunos de los medios más prestigiosos del mundo han puesto los ojos sobre ellas.
Uno de esos rincones ha sido señalado como candidato ideal para convertirse en Patrimonio de la Humanidad, según un reciente artículo publicado por la revista National Geographic. Pero, ¿qué tiene de especial esta playa escondida?
Destino de referencia
La publicación ha incluido este enclave costero entre sus recomendaciones para el verano por su entorno virgen, su arena negra volcánica y sus vistas imponentes. La playa de Benijo, situada en el norte de Tenerife, dentro del Parque Rural de Anaga, es uno de los espacios naturales más llamativos del archipiélago.
Lo que más llama la atención de este arenal salvaje es su aspecto casi irreal al atardecer, cuando el sol desciende entre los roques y convierte el paisaje en una postal de otro mundo. National Geographic lo describe como un lugar que ofrece una "belleza lunar" y que merece ser protegido y reconocido internacionalmente.
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Acceso con vistas
Benijo no está al alcance de cualquiera. Para llegar, hay que recorrer la carretera TF-134 hasta el restaurante El Mirador, desde donde comienza la bajada a pie. Este tramo requiere unos 15 minutos de caminata y cierto esfuerzo, por lo que no es apto para personas con movilidad reducida.
A cambio, el visitante obtiene un contacto puro con la naturaleza, sin apenas intervención humana. No hay duchas ni socorristas. Solo arena, mar y viento.
Precaución en el baño
Esta playa es famosa por su mar bravo y agitado, por lo que es recomendable extremar la precaución al bañarse. Las olas y las corrientes pueden ser fuertes incluso en verano, aunque la marea baja amplía considerablemente la franja de arena, creando un escenario aún más fotogénico.
Además, Benijo es una playa de tradición nudista, que comparte territorio con Almáciga, otro rincón costero igual de encantador. Quienes deseen quedarse a comer, pueden hacerlo en los restaurantes cercanos, antes o después de bajar al arenal.
Patrimonio en potencia
Si buscas un refugio lejos de las aglomeraciones, esta playa tinerfeña es una opción ideal. Su valor paisajístico, su conservación natural y su atmósfera casi mística la convierten en una candidata perfecta para entrar en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad.
Y ahora, con el respaldo de National Geographic, Benijo podría dejar de ser un secreto a voces para pasar a ocupar un lugar en el mapa mundial de las joyas naturales.
