Más de 4.000 personas han solicitado ya la paralización del proyecto Underwater Gardens, un parque de atracciones que se impulsa en el sur de Tenerife y que se define como un parque marino “regenerativo”. La infraestructura, declarada de interés insular, incluye la creación de arrecifes artificiales en la costa de Guía de Isora para la práctica del buceo, así como una serie de piscinas en tierra.
Se trata de un proyecto, impulsado por la empresa Underwater Gardens Park Tenerife SL, que ha despertado recientemente el rechazo desde los ámbitos ecologistas y surferos, pese a ser un proyecto que lleva promoviéndose desde 2022. Ese año, el pleno del Cabildo de Tenerife decidió declarar de interés insular este proyecto, solo con el voto en contra de Podemos.
Actualmente la iniciativa está en manos de la Comisión de Evaluación Ambiental de Tenerife para la tramitación de la evaluación ambiental ordinaria de lo que es la infraestructura en tierra, mientras que la del mar está en manos de Costas.
Peticiones
Mientras el proyecto está en las administraciones, varios colectivos ecologistas y el club de surf Waves Legends han promovido una recogida de firmas para paralizarlo a través de la web wemove.eu.
Lo que exige la recogida de firmas es la “renuncia inmediata” del arquitecto e impulsor Marc García-Durán del proyecto Underwater Garden. También piden “el compromiso público del Cabildo de Tenerife de no apoyar infraestructuras turísticas disfrazadas de sostenibilidad”.
Además reclaman al Cabildo de Tenerife que priorice “medidas reales de conservación marina y la ampliación de las reservas marinas en lugar de megaproyectos turísticos”.
Los argumentos
“Bajo la apariencia de un proyecto ecológico”, denuncia la iniciativa, “Underwater Garden es una infraestructura pensada para el turismo de alto poder adquisitivo. Como ha ocurrido con otros megaproyectos en Canarias, esto abrirá la puerta a más especulación y destrucción del territorio”.
Para el Cabildo de Tenerife, esta infraestructura, en contraposición “ofrecerá a turistas y residentes experiencias únicas de conexión con el mar y la naturaleza, a través del ocio, el deporte, la ciencia, el arte y la diversión, todo ello vinculado con la regeneración del fondo marino y sus ecosistemas”, según informó en septiembre en un comunicado.
La ola
La argumentación para rechazar esta instalación es que esa infraestructura submarina “en una zona con fuertes corrientes y una batimetría compleja podría alterar el equilibrio natural del ecosistema marino”. Asimismo consideran que “el aumento del tráfico de embarcaciones y turistas en un área protegida perturbará a especies vulnerables tanto en el mar como en la costa”.
Otro de los argumentos que esgrime la recogida de firmas es el oleaje en la zona. Este lugar “es un área con condiciones naturales únicas, donde se encuentra una de las olas más icónicas de las islas canarias y representa un enorme valor social y deportivo”. Señalan que las infraestructuras a poner en marcha pueden alterar la dinámica de las corrientes y “modificar la formación de la ola”.
Denuncian los promotores también que este proyecto puede excluir a la población local, favorecer la gentrificación o sentar un precedente para atraer proyectos similares.
