En lo alto de una colina, rodeado de historia y encanto, se encuentra un espacio donde la gastronomía canaria y el pasado se entrelazan de manera única.
Este lugar, que comenzó como un monasterio en el siglo XVIII, ha evolucionado hasta convertirse en uno de los puntos de referencia más especiales de Canarias.
De monasterio a emblema gastronómico
Se trata del Mesón El Monasterio, en Los realejos. El origen de este lugar se remonta a 1788, cuando un fraile dominico, conocido como Fray Antonio el Gomero, decidió fundar una hacienda que rendía homenaje a la Virgen de Candelaria. Este hombre, devoto y emprendedor, recorría la isla en su mulo recolectando limosnas y mosto, que luego distribuía entre los vecinos y comerciantes del área. Su labor fomentaba una economía de trueque local, intercambiando vinos y productos de la región por bienes traídos desde otras islas.
La hacienda fue su hogar hasta 1811, año de su fallecimiento, y su legado quedó tan marcado en la zona que aún se recuerda con el nombre de la Montaña del Fraile.
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Transformación y renacimiento
Tras servir como residencia de varias familias durante el siglo XIX, el edificio vivió una gran transformación. A finales del siglo XX, fue adquirido por una empresa que emprendió una restauración completa, respetando la arquitectura y la esencia del lugar. Tres años de trabajo devolvieron el esplendor a este rincón histórico, que reabrió como un restaurante que combina tradición y modernidad.
Con vistas panorámicas, una atmósfera única y una oferta culinaria que refleja lo mejor de la cocina canaria, este restaurante se ha convertido en un lugar imprescindible para quienes buscan una experiencia inolvidable.
Un lugar con historias y visitas ilustres
Desde su reapertura, este restaurante no solo ha encantado a los locales y turistas, sino también a figuras de renombre internacional, como el expresidente estadounidense Bill Clinton, que quedó fascinado por su historia y su ambiente.
Hoy, este espacio es mucho más que un restaurante; es un viaje al pasado, un homenaje a la tradición y un festín para los sentidos. Un lugar donde la historia y la gastronomía se encuentran, ofreciendo una experiencia única en Canarias.