Este martes, el comité de empresa de Metropolitano de Tenerife anunció que se van nuevamente a la huelga ante el incumplimiento, según el propio comité, de “ciertos parámetros acordados que supusieron la finalización de la anterior huelga” que estuvo activada desde el 7 de febrero hasta el 26 de junio.
Una vez más, la causa principal es la presencia del polvo de sílice, un material utilizado en los sistemas de frenado de los vagones del Tranvía de Tenerife. “Se vuelve a repetir los mismos puntos que nos llevaron a la huelga previamente”, señaló el presidente del Comité de Empresa, Luis Marrero.
La salud lo primero
Ante esta tesitura, la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, que no tuvo que afrontar el primer envite entre febrero y junio porque llegó al cargo en julio, ha aseverado a una pregunta formulada por Atlántico Hoy en rueda de prensa que “absolutamente, lo primero de todo para nosotros es la salud de nuestros trabajadores y de la ciudadanía”.
Asimismo, quiso trasladar el sentimiento "de quien esta en dialogo permanente con el Comité de Empresa, que es la consejera de movilidad, Eulalia García”.
Nuevo informe del polvo de sílice
Por otra parte, Dávila ha confirmado que el cabildo ya ha encargado "un informe muy detallado” del polvo de sílice y reiteró que para el gobierno y la institución que representa como presidenta “es una prioridad absoluta la salud de nuestros trabajadores y en al defensa de su salid estaremos en todo momento y por eso se ha encargado este informe”.
El pasado 26 de junio aparentemente se ponía fin a un conflicto que, en mayor o menor medida, afectaba a los ciudadanos de la zona metropolitana de Tenerife. Justo un día antes del inicio de la nueva legislatura los trabajadores de Metropolitano cerraban un preacuerdo con 22 puntos para mejorar sus condiciones laborales. Una lucha que les llevó a estar casi dos meses en huelga y que levantaron para permitir las negociaciones.
Aquel fin del conflicto
Según señaló Luis Marrero a Atlántico Hoy entonces, una reunión el pasado 15 de junio dio un vuelco en las negociaciones. Cuando los trabajadores pensaban que iban a volver a las movilizaciones una reunión dejó solo tres puntos de los 22 por cerrar. Poco más de una semana después lograron cerrar el acuerdo que cerraban los tres pendientes.
Tal y como explicó Marrero, en el preacuerdo se contemplaba el aumento de la plantilla que demandaban porque “la gratuidad ha cambiado frecuencias, nos ha generado muchos problemas en la organización”. Según su valoración, cuando se aprobó la gratuidad del transporte la organización de la plantilla se hizo “de espaldas a los trabajadores”. Aseguró entonces que con el acuerdo alcanzado “se debería mejorar” la situación de los trabajadores.
Ahora, apenas cuatro meses después parece que se ha dado un importante paso atrás en la coordinación entre trabajadores y empresas para cumplir la totalidad de los puntos acordados, con el polvo de sílice nuevamente como punto más conflictivo.