En el corazón de un bosque milenario de Canarias, este sendero ofrece una experiencia única para quienes buscan conectar con la naturaleza de una forma diferente. Sus rutas atraviesan un entorno repleto de especies endémicas, con un ecosistema que solo se encuentra en muy pocas partes del mundo. Pero lo que lo hace verdaderamente especial es que invita a los caminantes a disfrutarlo no solo con la vista, sino también con el olfato, el tacto y el oído.

Este espectacular sendero está situado dentro del Parque Rural de Anaga, en el norte de Tenerife. Discurre por un bosque de laurisilva, un ecosistema único en Europa que permite a los visitantes sumergirse en un ambiente repleto de árboles centenarios, musgo y una biodiversidad impresionante.

Rutas para todos los niveles

La ruta comienza en la Cruz del Carmen, donde se encuentra un centro de visitantes desde el cual parten tres recorridos diferentes con distintos niveles de dificultad. Cada uno de ellos sigue un antiguo Camino Real, con opciones adaptadas para todas las edades y condiciones físicas. Dependiendo de la experiencia que se busque, los visitantes pueden elegir entre tres rutas diferentes:

• Sendero 1: Adaptado para personas con movilidad reducida y carritos infantiles. Cuenta con una pasarela y una pequeña terraza, facilitando el acceso a cualquier persona. Su recorrido es de 500 metros.
• Sendero 2: De mayor dificultad, incluye escalones, puentes y una pasarela en altura, proporcionando un paseo más aventurero por el bosque.
• Sendero 3: El más completo, combina los dos anteriores y desciende hasta el Mirador del Llano de los Loros, desde donde se pueden disfrutar de vistas impresionantes hacia Santa Cruz de Tenerife y el Barranco y la Presa de Tahodio.

Activa los sentidos

Lo que hace especial a este sendero es su concepto sensorial. A lo largo del recorrido, los visitantes encontrarán paneles informativos con símbolos de una nariz, una mano o un ojo. Estas señales indican elementos que se pueden oler, tocar o admirar, haciendo de la caminata una experiencia inmersiva en la que la naturaleza se percibe en toda su esencia.

Desde el sonido del viento entre las ramas hasta la fragancia de la vegetación húmeda, este sendero es una invitación a reconectar con el entorno y vivir la naturaleza de una manera completamente diferente.