Tras varios meses de relativa calma, a principios de noviembre salió a la luz un nuevo foco de termita subterránea en el barrio de La Caridad, en el municipio tinerfeño de Tacoronte. Una zona que en los últimos años no ha sido ajena a la presencia de este insecto, que se trata de una especie invasora capaz de provocar daños importantes en viviendas, jardines y diversas estructuras.
El incidente generó una respuesta por parte del Cabildo, que actuó de forma conjunta con la empresa Tragsatec o el ayuntamiento tacorontero convocando además una reunión con los vecinos de la zona para ofrecerles información. La preocupación vecinal no se limita únicamente a La Caridad, sino que se extiende también a áreas y municipios colindantes, como Guamasa, en La Laguna, donde hay cierta inquietud vecinal por la cercanía.
Juan Pestano, jefe de grupo de la empresa Tragsatec, explica a Atlántico Hoy que, antes de surgir este nuevo foco, el proyecto de control de termitas estaba en un momento de tranquilidad porque no habían tenido focos desde hace mucho tiempo. De hecho solo se estaba tratando la superficie y reduciéndola. Actualmente hay un área potencial de 200.000 metros cuadrados, que son unas 20 hectáreas.
Preocupación vecinal
Ante la preocupación vecinal, Pestano cuenta que a todos los vecinos que estén en el área afectada --lo que ellos consideran el área del foco-- se les va a visitar y proporcionar información. A su vez, en el caso de que sea necesario, su vivienda sería tratada de manera preventiva. "Es importante que los vecinos estén alerta y se pongan en contacto con nosotros por las vías habilitadas", avisó.
De hecho, en principio todos los vecinos que estén en zona de termitas o cerca de la zona de termitas "deberían estar en alerta" según Pestano. Para el técnico "no está de más estar pendiente, revisar los jardines o mirar espacios de la casa donde haya humedad".
¿Cómo se está actuando?
Juan Pestano explica que, cuando se detecta un foco alejado, el equipo actúa siempre siguiendo el protocolo establecido. Este protocolo indica que los focos nuevos requieren una intervención inmediata. El primer paso consiste en realizar una prospección para revisar el terreno e intentar determinar la extensión de la zona afectada por la termita.
En este caso, señala que se movilizaron todos los recursos disponibles: los equipos del norte y del sur, es decir, la totalidad del personal operativo, junto con la unidad canina especializada en biodetección de termitas. Con esta intervención se ha definido, hasta el momento (aunque podría variar si aparecen nuevos hallazgos), una zona de influencia. A partir de los puntos de presencia detectados se realiza un “buffer”, trazando círculos a una distancia determinada; aplicando un radio de unos 200 metros, se ha estimado un área potencial de afectación de aproximadamente 200.000 metros cuadrados, equivalentes a unas 20 hectáreas.
