Coronar el punto más alto de España no es una hazaña al alcance de cualquiera. El Pico del Teide, símbolo indiscutible de Tenerife y una de las joyas naturales más visitadas de Europa, impone respeto. No solo por su altitud, sino también por las condiciones extremas que puede presentar. Y ahora, con la reapertura de sus senderos, las normas cambian.
El Cabildo de Tenerife ha actualizado los requisitos de acceso a los senderos que conducen a la cumbre. La medida busca garantizar la seguridad de los visitantes y preservar el delicado entorno natural de este coloso volcánico.
Quién puede subir
Desde ahora, el acceso queda limitado a dos grupos: personas federadas en montaña y profesionales del turismo activo debidamente registrados. Ambos deberán cumplir con requisitos específicos, entre los que destaca el uso de equipamiento invernal obligatorio: ropa técnica, crampones y piolet.
Además, deberán estar inscritos en la aplicación Tenerife ON, que servirá como herramienta oficial de registro y control. En el caso de los guías, será necesario contar con la acreditación del Parque Nacional y poseer la formación específica para ejercer en entornos de alta montaña.
Reservas y control
El sistema de reservas online, activo desde enero de 2025, se ha reforzado. A través de la plataforma Tenerife ON (app o web), se gestionan los permisos para rutas como: Montaña Blanca – Pico del Teide (PNT 07), Teide – Pico Viejo (PNT 09), Los Regatones Negros (PNT 23) y Chafarí (PNT 28).
Para acceder al sendero Telesforo Bravo, que une La Rambleta con la cumbre, se necesita un permiso adicional disponible en la web oficial de reservas de Parques Nacionales.
Equipamiento obligatorio
El Cabildo recuerda que estas rutas son de alta dificultad y no aptas para personas sin experiencia en montaña o con problemas de salud. Es obligatorio llevar: pantalón largo, abrigo polar, botas de montaña, agua o líquidos hidratantes, móvil operativo, linterna o frontal con pilas.
En invierno, se suman los guantes y gorro a la lista. Estas medidas buscan evitar accidentes y asegurar una experiencia segura en un entorno que, pese a su belleza, puede ser implacable. Subir al Teide es un privilegio, pero también una responsabilidad. Y ahora, más que nunca, toca hacerlo con cabeza, con respeto y con permiso.