John Travolta apareció en el Muelle Deportivo de Las Palmas casi sin ser visto. Llegó acompañado por su equipo, saludó rápido y se metió en un camerino portátil donde permaneció más de hora y media. Mientras tanto, fuera, el puerto se mantenía en silencio, ajeno a que uno de los rostros más reconocibles de Hollywood estaba a pocos metros.
Cuando salió, una hora y media después, no hubo poses ni sonrisas para la galería. Un vehículo de producción lo llevó directo hasta el pantalán, donde una embarcación esperaba lista para rodar. El tránsito fue rápido y discreto. Apenas se escuchaban las órdenes de los técnicos por los walkies, el movimiento de lonas cubriendo equipos y el rumor del mar de fondo. Quien no supiera lo que pasaba podría haber pensado que era un día cualquiera en el muelle.
La escena, sin embargo, tenía otra cara: la de la seguridad férrea. En cuanto el actor pisó el recinto, un guardia interceptó al único periodista presente y le obligó a salir de la zona de trabajo. Desde el paseo de la Avenida Marítima, ya fuera del perímetro, apenas quedaba margen para observar lo que ocurría dentro. No había multitudes ni revuelo. Solo algún paseante curioso y la insistencia de un fotógrafo por conseguir la foto que confirmara lo evidente: Travolta estaba allí.
Un rodaje blindado
El ambiente dentro del muelle fue el de un rodaje blindado. Entradas y salidas cronometradas, material tapado y órdenes secas por radio. En la cubierta, focos y banderas dejaban entrever que la acción transcurría en el agua. El actor, protegido por sus séquitos, apareció apenas unos minutos antes de embarcar y desaparecer en la escena que reclamaba la cámara.
No hubo contacto con el exterior ni concesiones a la curiosidad. El hermetismo fue total, como si el rodaje formara parte de la propia película: un thriller donde todo ocurre lejos de las miradas ajenas.
Una historia de supervivencia
Travolta rueda en Gran Canaria Mareas Negras (Black Tides), dirigida por Renny Harlin, responsable de títulos como Cliffhanger, La jungla 2 o Deep Blue Sea. La película narra la historia de una familia atrapada en alta mar frente a la costa sur de España, acosada por ataques de orcas. El actor interpreta al padre, en un relato que mezcla acción y drama familiar, y que combina rodaje en agua real con efectos prácticos.
La producción ya había pasado por Sardina del Norte (Gáldar), la única localización confirmada hasta ahora. El resto de escenarios permanece en secreto, reforzando la sensación de misterio que rodea cada jornada de grabación.

Gran Canaria, escenario discreto
El rodaje de Travolta en Las Palmas confirma una tendencia: Gran Canaria se ha convertido en un plató internacional cada vez más solicitado. Los incentivos fiscales y la variedad de paisajes han traído hasta aquí grandes producciones, aunque pocas con un nombre tan reconocible.
Lo que quedó este martes en el muelle no fue una alfombra roja ni un espectáculo de masas. Fue la estampa discreta de un actor que se escabulló entre lonas y guardias, de un equipo que trabajó en silencio y de una ciudad que, por unas horas, acogió a Hollywood sin apenas darse cuenta.
