Liudmila Ulítskaya, escritora rusa: "La vida cotidiana en Moscú no ha cambiado después de la guerra"

La autora denunció el éxodo de profesionales de la cultura que se ha producido en su país a causa del conflicto bélico

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Liudmila Ulítskaya tras recibir el premio de literatura. / Cati Cladera, Fundación Formentor
Liudmila Ulítskaya tras recibir el premio de literatura. / Cati Cladera, Fundación Formentor

La escritora Liudmila Ulítskaya nació en los Urales (Rusia) en 1943. Casi ochenta años aprendiendo a alegrarse y disfrutando de la vida “aunque se atreviesen momentos difíciles”, como afirmó este viernes en rueda de prensa tras haber sido galardonada con el premio Formentor de las Letras 2022, por la fundación que le da nombre, en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria.

La escritora está considerada una de las escritoras más profundas y de mayor alcance de la literatura rusa contemporánea, un reconocimiento que le llega tras décadas vinculada a la escritura: “Desde que yo era pequeña me encantaba escribir diarios y cartas”, y añadió que empezó a crear ficción “desde muy joven”.

Guerra de Ucrania

Ulítskaya se marchó de Rusia dos días después de que el presidente de su país, Vladimir Putin, declarara la guerra a Ucrania. Reconoce que la decisión no fue suya, sino de su hijo mayor. La premiada comentó que, para su sorpresa, la vida en Moscú no ha cambiado desde entonces. “Los teatros y los cines están llenos, y los restaurantes funcionan con normalidad”.

La autora, con antepasados ucranianos y que ahora vive en Berlín, lamenta que la situación bélica está empeorando y decayendo. “El país sufrirá, pero, por lo que yo sé, hay un movimiento social importante contra la guerra”. El contexto de su tierra es complicado desde hace mucho tiempo, por lo que Ulítskaya fue irónica y tajante: “No me gusta cómo está Rusia desde que nací”.

Éxodo cultural

La guerra provocada por el oligarca ruso ha provocado un sinfín de migraciones por las ansias de abandonar el país por parte de la ciudadanía. “Los primeros en marcharse han sido los que se definen como élite cultural, los artistas”, afirmó Ulítskaya. También denunció que en San Petersburgo hayan cerrado algunos teatros: “Esta realidad es un veneno para la vida cultural”.

La premiada hizo hincapié en que en 1917, a causa de la Revolución Rusa, “también se fueron muchos creativos, es un momento doloroso y un reto”. No obstante, admitió que “los grandes productos culturales no surgen cuando las cosas están bien, se requiere de momentos dramáticos para hacer obras de magnitud”.

Liudmila Ulitskaya con su traductora y Basilio Baltasar. / Cati Cladera, Fundación Formentor

 Liudmila Ulitskaya con su traductora y Basilio Baltasar. / Cati Cladera, Fundación Formentor

El proceso creativo

A veces la vida da giros inesperados y Ulítskaya lo experimentó cuando, tras graduarse en Biología en la Universidad de Moscú se topó con el mundo de la literatura, un área que, aseguró, “te salva el alma porque te obliga a reflexionar y crear imágenes”. La galardonada opinó que “la historia de la humanidad cobró sentido cuando empezó a ser escrita”.

El proceso creativo es un trámite a veces largo para el que la rusa considera fundamental “enamorarme de mis personajes”, porque “no se trata de si son buenos o malos, me tienen que caer bien y suscitar mi interés”. La escritora destaca que cuando los protagonistas de sus historias empiezan a actuar por su cuenta “tengo que cambiar el sentido de la novela”.

Un día para agradecer

La entrega del distintivo se produjo en las Conversaciones Literarias denominadas ‘Sátiros, pícaros y mangantes. Grandes embusteros de la literatura’. Unas jornadas que reúnen a varios especialistas intelectuales en una cita gratuita y abierta al público para discutir sobre el género de la sátira y la picaresca literaria.

En el acto estuvo presente Eva Moll, presidenta de Canarias Global Media, empresa editora de Atlántico Hoy Las Palmas, y directora de Vegueta Ediciones.

La jornada de este viernes, dijo la rusa, sirvió “para agradecer y alegrarse”. La autora se define como una persona cohibida cuando es el centro de atención, pero “recibir un premio me sienta muy bien, así que se lo agradezco mucho a mis lectores”.

Un agradecimiento que se contrapone a lo expresado por Ulítskaya en un discurso pronunciado también en la misma sala: "A nadie le interesa ya la hazaña de leer". Destaca que, cada vez que observa a la gente leyendo en el metro "solo uno de cada diez pasajeros sostiene en sus manos un libro en papel". La escritora admite que es complicado saber qué lee la gente que porta un dispositivo electrónico, así que prefiere cambiar de terso y plantearse la siguiente cuestión: "¿Por qué subsiste el miedo?"

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