La filóloga Mary Beard durante su conferencia Mujeres y Poder en Santa Cruz de Tenerife. / ATLÁNTICO HOY
La filóloga Mary Beard durante su conferencia Mujeres y Poder en Santa Cruz de Tenerife. / ATLÁNTICO HOY

Mary Beard rompe el mito del poder masculino en Tenerife

La filóloga ha ofrecido este miércoles la conferencia Mujeres y Poder, donde ha bromeado con ser la única persona británica que no ha visitado Canarias

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Cuando cierras los ojos y te imaginas a un catedrático de una universidad, ¿qué imagen te viene a la mente? Si tu respuesta es la de un hombre mayor, con el pelo canoso y similar a Einstein en lugar de una mujer, no te preocupes, la filóloga clásica y catedrática por la Universidad de Cambridge Mary Beard imagina exactamente lo mismo. 

Esta metáfora que parece inocua, en realidad es un ejemplo de cómo relacionamos el poder con los hombres. Este miércoles la aclamada escritora ha ofrecido en Tenerife una charla basada en su propio libro Mujeres y Poder, en la que ha ido directa al pasado para entender de dónde vienen las desigualdades que todavía permutan en la sociedad occidental. 

Primero, una broma

Beard comenzó la conferencia en el Real Casino de Tenerife bromeando con ser la única persona inglesa que no conocía Canarias, una anomalía rota gracias a la Literatura es Femenina. Tras la broma, en una sala con prácticamente todo el aforo repleto, la filóloga habló primero de la voz de las mujeres y luego sobre el modelo occidental del poder. 

Para hablar de la voz de las mujeres, Beard recurrió a la Odisea, al momento en el que Telémaco manda a callar a su madre Penélope, un acto que le hace pasar de ser un niño a ser un hombre. “Para ser un hombre adulto tienes que silenciar a las mujeres”, explicó la catedrática sobre la visión griega. 

Un discurso vedado

Este hecho se entiende con la prohibición que tenían las mujeres de hablar en público en la época clásica, donde el discurso público estaba guardado a los hombres, recuerda la escritora. Esto llevaba a que cuando una mujer hacía un discurso incómodo se le menospreciaba y se equiparada su voz a los sonidos de los animales. “Este patrón continúa presente en la manera que escuchamos a las mujeres”, ha explicado Beard. 

La filóloga ha explicado que a lo largo de la historia las mujeres sí que han podido hablar pero solo cuando han sido víctimas; cuando han sufrido una violación han podido señalar a la víctima. Este papel de solo poder hablar si eres víctima es lo que ha impedido que las mujeres tengan mayor presencia en otras áreas de conocimiento más allá de las históricamente asignadas, según su punto de vista. 

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Mary Beard firmando un libro en Tenerife. / ATLÁNTICO HOY

La voz del poder

Otro papel fundamental en esta ocultación es el papel que juega el tono de voz de las mujeres, es decir, cómo los tonos más agudos han sido históricamente menospreciados. Un ejemplo es cómo Margaret Thatcher moduló su tono de voz tras ser primera ministra. Pero esa correlación del poder con aspectos masculinos también afectan a la vestimenta: “No hay accesorios de moda femenina que indique poder”. 

La tesis de Beard es que cuando se piensa en el poder, no se recurren a imágenes de mujeres, principalmente porque en la literatura clásica cuando una mujer quería el poder “acababa destrozándolo todo”. Por ello ella apela a indagar qué sucede en nuestras mentes cuando pensamos en el poder, ya que “lo importante es cambiar las estructuras de poder" para que hombres y mujeres puedan participar en similares condiciones en las mismas estructuras sociales.