El Ala Norte de la Catedral de Santa Ana, un solar con un valioso yacimiento arqueológico, se ha convertido en el centro de un acalorado debate entre arquitectos y arqueólogos de Gran Canaria. El conflicto surge por el proyecto de transformar el espacio en un parque arqueológico urbano permanente, algo que muchos arquitectos consideran una banalización del patrimonio histórico y arquitectónico.
El eje de la disputa radica en la visión divergente sobre cómo intervenir en el patrimonio. Mientras los arqueólogos defienden el protagonismo del yacimiento, los arquitectos denuncian lo que consideran una “apropiación” de su campo disciplinar. “No existe el proyecto de arqueología; la arquitectura debe ser el mecanismo para intervenir en lo construido”, sostienen desde el sector.
Cúpula
Para los críticos, el proyecto no solo carece de valor arquitectónico, sino que la solución propuesta, conocida como “la cúpula”, no es más que una “banal cubierta de almacén de plátanos” disfrazada de dignidad.

Con un coste estimado de 2 millones de euros, la cúpula ha sido calificada por algunos como un “burdo intento” de justificar una intervención que no honra la magnitud ni la historia de la Catedral.
Arbitraje
“El problema de la Catedral no es solo el yacimiento, sino que está inacabada. No restauramos piedras, restauramos arquitectura, y este proyecto lo ignora completamente”, señala un arquitecto crítico con la propuesta.
La controversia ha crecido con la aparición de operadores externos, como el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP), que se han propuesto como árbitros en el proceso.
Polémica abierta
Este debate pone en evidencia las tensiones entre disciplinas y la importancia de definir quién tiene la última palabra en el futuro de uno de los iconos históricos de Gran Canaria. ¿Se respetará el valor arquitectónico del templo o se priorizará un enfoque arqueológico que algunos califican de parque temático? La polémica sigue abierta
