El pequeño pueblo del sur de Tenerife que es Bien de Interés Cultural y tiene mucho encanto

El 13 de febrero de 2007 el Boletín Oficial de Canarias (BOC) publicaba el decreto por el que se le declaraba BIC con categoría de Conjunto Histórico

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Imagen de Arico el Nuevo. / GOBIERNO DE CANARIAS
Imagen de Arico el Nuevo. / GOBIERNO DE CANARIAS

En el sur de Tenerife existe un núcleo poblacional que no solo destaca por su bonito y singular conjunto de casonas antiguas, sino porque está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC).

El 13 de febrero de 2007 el Boletín Oficial de Canarias (BOC) publicaba el decreto por el que se declaraba BIC con categoría de Conjunto Histórico a Arico el Nuevo, con un conjunto de viviendas tradicionales que se construyeron entre los siglos XVIII y XX distribuidas de forma lineal. 

Según recoge el propio Ayuntamiento en su página web, Arico el Nuevo tiene sus orígenes en el siglo XVIII con la llegada de vecinos atraídos por la presencia de manantiales de agua, los cuales eran escasos en esa época. En la actualidad posee una superficie de 3,05 kilómetros cuadrados 

Bien de Interés Cultural

El núcleo se encuentra entre los barrancos de La Atalaya y de Lere o Los Caballos a unos 350 metros de altitud, con un caserío constituido por edificaciones de 1 y 2 plantas, patios interiores y graneros. En la parta alta del pueblo se encuentra la plaza y la ermita.

La justificación de su declaración como BIC de Conjunto Histórico se debe a su configuración urbanística de carácter lineal así como por su patrimonio arquitectónico, el cual destaca por ser un conjunto de viviendas tradicionales que se construyeron aparentemente entre los siglos XVIII y XX con una ‘’tipología muy característica de las medianías del sur’’ y un ‘’aceptable estado de conservación’’, apunta el decreto. 

A su vez detalla que esta delimitación se realiza con el fin de acoger este conjunto de inmuebles de ‘’gran valor histórico, etnográfico y arquitectónico’’ donde se pueden apreciar ‘’los rasgos esenciales de las formas de vida rural y campesina, en especial de grupos acomodados y de cierta capacidad económica en la comarca’’. Asimismo, su protección se debe a que es un conjunto de inmuebles de ‘’notable fragilidad y muy sensibles a las afecciones urbanísticas que sufren en la actualidad lo caseríos tradicionales’’ o incluso por su estadio de abandono, detalla el boletín. 

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