Considerada uno de los pocos itinerarios culturales y divulgativos de la literatura canaria por La Laguna, la Ruta de los Poetas Muertos ofrece un acercamiento a la Escuela Regionalista de finales del siglo XIX. Sin duda, una propuesta cultural con la que acercarse al legado canario.
Sosteniendo en mano un libro -en el que se narra los vaivenes de pasos, ora diestros ora pausados, de artífices de la palabra como Nijota o Zerolo en su andar por la Ciudad del Adelantado-, los asistentes asumen como una experiencia única su participación en la senda de los poetas laguneros.
De profesor a divulgador cultural
Emilio Farrujia, enfundado en su vestuario modernista y garante de la experiencia que le ha conferido ejercer como profesor -ya jubilado-, de Filosofía en el IES Cabrera Pinto, visita, junto a su séquito de demandantes de conocimientos, los siete bustos de los más insignes poetas laguneros.
Aquellas personas ávidas de conocimiento encuentran en la trayectoria que dibuja el maestro no solo historia y literatura, sino además paseo y entretenimiento. “Durante la ruta paramos en dos edificios históricos donde nos sentamos y solucionamos algunos de los acertijos del libro”, declara.
Un libro y un destino
Comenta Farrujia a Atlántico Hoy que esta iniciativa literaria por las calles de Aguere nace al albor de su libro, “Poesía, Pasatiempo y Paseo por La Laguna: La Escuela Regionalista”, una obra de investigación en la que se adentra cuando aún era profesor en activo y que, en 2012, dio pie a la primera Ruta de los Poetas Muertos. Este libro es obsequiado a los visitantes.
Trece años después, salvo el periodo de confinamiento por la pandemia y el tiempo dedicado a las merecidas vacaciones, la propuesta cultural sigue celebrándose al menos dos veces cada mes, contando con la participación de grupos de personas particulares o organizados.
Grupos reducidos
La Ruta de los Poetas Muertos suele estar participada por grupos no demasiado numerosos, “entre 8 y 12 personas si se trata de particulares, lo que propicia un encuentro más cercano y manejable”, explica Farrujia. Si se trata de grupos organizados “pueden contabilizarse entre 25 y 30 personas”.
En ocasiones, diferentes instituciones se han puesto en contacto con el profesor para organizar este tipo de encuentro cultural. De hecho, comenta, que este próximo mes de mayo realizará la ruta con miembros de la CEOE y hace poco contó con congresistas de un foro de matemáticas, celebrado en la Universidad de La Laguna (ULL).
Por La Laguna, sin molestar
Ante la animadversión que están generando ciertas rutas turísticas en los residentes de los diferentes destinos patrimoniales, comenta el guía que sus acompañantes reciben instrucciones para ser cuidadosos, “la voy dirigiendo de forma llevadera y paramos en los puntos de interés”.
Advierte Farrujia que durante el trayecto y en los puntos de paradas va advirtiendo al grupo para que se sitúen de la forma más ordenada posible, de tal forma que no molesten a otros viandantes.
7 bustos 7 poetas
Aunque la visita arranca con una clara referencia a María Rosa Alonso (crítica literaria, ensayista y docente nacida en Tacoronte, Tenerife, a principios del Siglo XX), quien negaba la existencia de la Escuela Regionalista como tal, “la visita transcurre por 7 bustos masculinos”, explica el guía.
“No hay bustos femeninos”, se apresura a puntualizar el entrevistado, indicando que en la senda de los poetas se interacciona con los bustos de Manrique, Perera, Hernández Amador, Zerolo, Tabares, Verdugo y Pérez Delgado (Nijota).
Actividad apoyada
“La Ruta de los Poetas Muertos está considerada como un atractivo cultural y divulgativo de La Laguna”, manifiesta el profesor, señalando que “se trata de una actividad autofinanciada”, y hace unos meses mantuvo un encuentro con responsables municipales para la regulación pertinente.
Aunque no recibe ningún tipo de apoyo institucional por la divulgación que realiza de la ciudad y sus tesoros literarios, si cuenta con el consentimiento desde las áreas de Patrimonio y Turismo al no tratarse de una actividad turística propiamente dicha ni de un “free tour”.
