Manuel Turizo en el concierto de Infecar / CEDIDA
Manuel Turizo en el concierto de Infecar / CEDIDA

“Salud, mi reina”: Manuel Turizo se despide de España con una pedida de matrimonio en Gran Canaria

En Las Palmas, Manuel Turizo no solo cerró su gira, sino que firmó una noche donde la música, el amor y el “pio, pio” se fundieron

luna moya

En Infecar, en el corazón de Las Palmas de Gran Canaria, miles de voces esperaban a Manuel Turizo para la última parada de su '201 Tour' en España. Pasaban el tiempo y el reloj marcaba un retraso de cuarenta minutos, pero a nadie parecía importarle y la espera iba a merecer la pena: los fans se movían al ritmo de la música previa, coreaban letras imaginarias y sostenían carteles con mensajes de amor para el colombiano.

Cuando las luces se apagaron y los primeros acordes de Mala costumbre rompieron el silencio, el recinto estalló. Gritos, saltos, móviles en alto. Turizo apareció en el escenario con la sonrisa de quien se despide sin querer hacerlo. Sin autotune, con voz limpia y cercana, encendió una noche que se convirtió en celebración colectiva.

Un “salud” que unió a todos

Piensen en las personas que aman, abracen a la persona que tienen al lado”, pidió antes de cantar Quiere mientras se pueda, y de pronto Infecar se llenó de luces blancas: eran los móviles, temblando en el aire como luciérnagas. Cada verso sonaba a despedida y a gratitud.

Entre tema y tema, su ya icónica frase —“salud, mi reina”— servía de puente entre canciones, risas y brindis improvisados. El público respondía al unísono, como si ese guiño fuera una contraseña compartida entre el artista y sus seguidores.

Ritmo, sudor y euforia

Turizo desplegó un repertorio que encadenó éxitos sin descanso. Los cachos, Desconocidos, La nota, Una vaina loca o Copa vacía hicieron que nadie permaneciera quieto. Con A nombre tuyo y Esperándote, el ambiente se volvió íntimo, casi cómplice; luego, Dios te cuide y Sígueme besando así devolvieron la intensidad de un amor que se baila con el alma.

Pero fue con 'El merengue' cuando la noche alcanzó su punto de euforia: Gran Canaria entera parecía moverse a la vez, convertida en una pista tropical bajo las luces del recinto. ¿Qué haces?, Vagabundo y otros de sus himnos completaron una lista que alternó romanticismo y energía, dejando al público sin aliento.

Manuel Turizo junto a un fan con una camiseta de la UD Las Palmas en el concierto de Gran Canaria / CEDIDA
Manuel Turizo junto a un fan con una camiseta de la UD Las Palmas en el concierto de Gran Canaria / CEDIDA

“A ver, pónganme en contexto”

Entre una canción y otra, el público quiso devolverle el cariño con un toque muy local. Miles de gargantas comenzaron a corear el mítico “¡pio, pio!”, el grito de guerra canarión. Turizo, divertido y algo confundido, se detuvo y preguntó entre risas: “A ver, pónganme en contexto”.

En segundos, el estadio entero le explicó el significado, y el artista, cómplice, se unió al cántico. Infecar rugió al unísono, haciendo temblar el suelo con el “pio, pio” más multitudinario de la noche. Fue uno de esos momentos que no se ensayan: pura conexión entre el artista y la isla que lo acogía.

Entre fans y promesas

Fuera del escenario, la devoción era igual de palpable. Algunos pagaron hasta 150 euros por un meet & greet para abrazarlo, sacarse una foto o simplemente decirle gracias. Las caras de ilusión en esa fila decían más que cualquier palabra: había emoción, ternura y un sentimiento de cercanía que pocas estrellas internacionales consiguen despertar.

En el público, una mujer confesó haberlo seguido en tres conciertos de la gira, una historia que emocionó al propio cantante. Pero lo más inesperado aún estaba por llegar.

Imagen del público en el concierto de Manuel Turizo en Gran Canaria / CEDIDA
Imagen del público en el concierto de Manuel Turizo en Gran Canaria / CEDIDA

El amor subió al escenario

Entre los gritos y el calor, una pedida de matrimonio interrumpió los compases del show. Turizo lo vio, sonrió y detuvo la música. 

El artista los invitó a subir al escenario, convirtiendo el concierto en un pequeño altar. El abrazo de los novios, las luces del público, el aplauso sostenido: todo parecía coreografiado por el destino. Fue el instante más emotivo de la noche, el tipo de momento que se queda grabado mucho después de que se apagan los focos. “La conocí hace dos años en carnavales gracias a ti, y ahora, gracias a ti, me voy a casar”, dijo el chico mientras el público estallaba en aplausos.

Despedida con sabor a isla

Con el último acorde, Turizo alzó el vaso y volvió a decirlo una vez más: “Salud, mi reina”. Fue un brindis con el público, una despedida sin tristeza. 

En Las Palmas, Manuel Turizo no solo cerró su gira, sino que firmó una noche donde la música, el amor y el “pio, pio” se fundieron en un mismo ritmo.