Heidelberg Volkswagen: una actividad extraescolar convertida en el mejor equipo de España. / FCVB
Heidelberg Volkswagen: una actividad extraescolar convertida en el mejor equipo de España. / FCVB

Heidelberg Volkswagen: una actividad extraescolar convertida en el mejor equipo de España

El equipo canario de voleibol femenino nacido en el seno del conocido colegio de origen alemán disputa desde este viernes la final de la Superliga solo 7 años después de crear su primer equipo senior

Julio Cruz

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Nada, o casi nada, de lo que en la vida realmente merece la pena, llega sin esfuerzo. En la mayoría de las ocasiones suele haber una relación directamente proporcional entre las horas y los desvelos invertidos y la magnitud de los logros alcanzados. El deporte nos da sobrados ejemplos de esto, pero nos demuestra igualmente que todo el empeño y el corazón puestos en cualquier empresa no resulta a menudo suficiente, sino que hay que sumarle otras habilidades como el talento, la paciencia, el autocontrol, la visión estratégica y la determinación, entre otros muchos. 

Cuando el colegio Heidelberg de Gran Canaria abrió sus puertas en 1967, en la zona de Ciudad Jardín, seguramente ni Fernando Revuelto ni Erika Herrmann, matrimonio impulsor del centro, vislumbraron que, algunas décadas después, un equipo profesional con su nombre se iba a colocar en la élite nacional de un deporte como el voleibol. 

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Las jugadoras del Heidelberg Volkswagen celebran un punto en la semifinal de la Superliga ante el Ocisa Haro Rioja / QUIQUE CURBELO-EFE

Tampoco podrían imaginarlo aquellas personas que en 1988 decidieron dar vida al Club Deportivo Heidelberg, para que los y las deportistas del centro educativo pudieran participar en las competiciones federadas de fútbol y baloncesto. 

Niñas pioneras

Y resulta difícil pensar que las alumnas que se empeñaron en que en el cole también se practicara vóley, allá por 2010, siquiera soñaran con que de ahí saliera una entidad que  se mantiene varias temporadas seguidas en la Superliga femenina y que en su tercer curso disputara las finales de Copa —perdida en febrero ante el Avarca Menorca— y de liga, reto este último que afrontarán desde este próximo viernes, también con el conjunto balear como oponente. 

 

Esa es la fulgurante trayectoria del Heidelberg Volkswagen, que en siete años ha conseguido lo que otros no pueden ni en más de medio siglo de vida. “Algunas niñas insistieron y ahí empezó todo”, relata Luis Miguel Mimi Peláez, director deportivo del club. “Durante 18 meses, entrenábamos los martes y jueves con 12 niñas. Pero en 2012 ya eran 40 y decidimos federarnos”, cuenta, con cierta nostalgia, quien también ha sido profesor del colegio durante los últimos 18 años.  

En el camino posterior, aparece la generación de 2003, y en la temporada 2017-18 el CD Heidelberg de categoría cadete consigue coronarse como subcampeón de España. Es el punto de inflexión que lo cambia todo y que representa el auténtico germen de lo que está ocurriendo ahora. 

La capitana, de la tierra

A ese grupo de jugadoras pertenece la actual capitana, Lola Hernández van den Bosch, exalumna del Heidelberg a quien sus padres apuntaron un día a la actividad extraescolar de voleibol y que ha terminado siendo internacional con España y quien sabe si campeona de la Superliga a sus 22 años. La canterana y espejo hoy de muchas niñas, no es una convidada de piedra en el primer equipo, sino un pilar fundamental para las suyas desde su posición de central.  

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Imagen de la última final de la Copa de la Reina entre el Heidelberg Volkswagen y el Avarca Menorca. / FCVB

“Ese subcampeonato nacional nos obligó a mejorar, contratando entrenadores de mayor nivel y cambiando las cosas en general”, cuenta Peláez. Cuando las jugadoras nacidas en 2003 llegaron a juveniles, para que continuaran jugando en dos categorías a la vez, como venían haciendo, el club apuesta por tener un equipo senior, en la 19-20. La ampliación de la Superliga 2 tras la pandemia permitió el ascenso, y tras dominarla y siendo campeonas en 2022, comienzan estos tres últimos años que serán difíciles de olvidar para la familia del Heidelberg. 

En la 22-23, debut en la máxima categoría y final de liga en puestos de descenso, aunque los problemas económicos del FC Barcelona permitieron conservar la plaza. El siguiente curso es el de la consolidación, y en este 24-25 la magia se ha destapado y, contra pronóstico, el equipo colegial se ha plantado en la final liguera. 

¿Cómo pasa un equipo en poco más de un lustro de la nada a ser el mejor equipo del país? “Intentando hacer las cosas bien a todos los niveles”, responde sin dudas Mimi Peláez. “Desde el trabajo con la cantera, a cuyos deportistas, padres y madres entregamos un decálogo de valores, a cómo tratamos a las jugadoras que fichamos, nuestra pulcritud con el personal, a quien ofrecemos un contrato laboral, nuestra imagen, nuestra comunicación, los eventos que organizamos… Procuramos mejorar el nivel de profesionalización, y aunque todo esto tiene un costo económico que otros rivales no soportan, es la manera en la que queremos hacer las cosas, que nos reconocen desde la Federación Española a otros clubes”, dice este dirigente convencido de que “no todos nuestros esfuerzos deben volcarse en las jugadoras del primer equipo”. 

Menos de medio millón de euros de presupuesto

Una línea clara de trabajo ayuda, y mucho, pero sin recursos económicos perdería casi toda su fuerza. El Club Deportivo Heidelberg, con 600 deportistas —250 jugadoras de vóley, 200 practicantes de fútbol y 150 de baloncesto— y 64 trabajadores en nómina, cuenta con un presupuesto anual de un millón de euros, de los que se destinan algo menos de la mitad al equipo de Superliga. 

Camila Hiruela remata en la red. / QUIQUE CURBELO-EFE
Camila Hiruela remata en la red. / QUIQUE CURBELO-EFE

Peláez resalta que el dinero público es fundamental para los clubes deportivos —aunque el Heidelberg Volkswagen llega a cubrir el 20% de su hoja de ruta económica con patrocinios privados—, y pide que el Cabildo de Gran Canaria —“quien más da al deporte en general”— subsane el “agravio comparativo que ellos mismos reconocen”, pues estando en la misma categoría, el Olímpico recibe 450.000 euros mientras que el Sayre y el propio Heidelberg se quedan en 200.000. 

El CD Heidelberg, presidido por Aurelio Espinosa, mira al futuro con optimismo pero también con prudencia. A medio plazo, hacer crecer la masa social es una de las metas, y llevar hasta el pabellón Miguel Solaesa —en Barranco Seco, a donde el colegio se trasladó en 1974— unos 300 espectadores en cada partido, aumentando los 150-200 que tiene ahora mismo de media, aunque en estos playoff han alcanzado los 400 y se esperan unos 600 para la gran final, que será también ofrecida por Televisión Canaria a través de sus medios digitales. Dos partidos en Gran Canaria antes de viajar a Menorca para el tercero y, si hace falta, el cuarto. El hipotético quinto y decisivo choque se celebraría en Canarias

Crecimiento sostenible

La alma mater del club, lo tiene claro: “El crecimiento del equipo debe ser sostenible, pues no queremos ser flor de un día, sino ir consolidándonos en la parte alta de la tabla y así poder competir año tras año”. Mimi Peláez, algo emocionado, asegura que da “vértigo” mirar hacia atrás justo antes de la primera final liguera, y que prefiere centrarse junto con su mano derecha, David Gil, y todo su equipo, “en lo deportivo y en lo organizativo”, y no pararse “a pensar desde la parte emocional, pues resultaría demasiado intenso y ni siquiera lo disfrutaría”. 

Aun así, Peláez recuerda, nostálgico, “los muchos sábados que -allá por 2010- iba a las 7 de la mañana a poner las redes y cómo perdíamos ampliamente todos los partidos”. Aquellas 12 niñas, el propio Peláez y tanta gente que ha contribuido en estos años, están ahora a unos pocos pasos de tocar el cielo.