Paso a la cantera. En la imagen, el Juvenil A de la UD Las Palmas que este año se coló en las semifinales de la Copa del Rey. / UDLP CANTERA
Paso a la cantera. En la imagen, el Juvenil A de la UD Las Palmas que este año se coló en las semifinales de la Copa del Rey. / UDLP CANTERA

Paso a la cantera

Juani subió del Unión Chile, que estaba entonces en Regionales, a la Unión Deportiva sin transición ninguna, solo con el aval de su talento

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Hace más de cuarenta años había un programa en Radio Cadena Española que presentaba Alfredo Volpini. Se llamaba Paso a la cantera y se emitía los sábados por la mañana desde la Avenida Primero de Mayo de Las Palmas de Gran Canaria. Entre las secciones de aquel programa, había una en la que se enviaban tarjetas postales con los posibles resultados de la Unión Deportiva Las Palmas el fin de semana que le tocaba jugar. Entre los que acertaban cada semana se realizaba un sorteo de un balón firmado por todos los jugadores de la UD de aquellos años y luego creo que entregaban cinco entradas para el próximo partido en casa entre quienes, habiendo acertado, también tuvieran la suerte de ser los elegidos. Gané dos balones y varias veces me llevé aquellas entradas. Los amigos de mi pandilla guiense de los catorce y quince años, comprábamos muchas postales y enviábamos varias opciones de resultados. Pero el premio más importante es que te venías a los estudios de la radio a entrevistar a un jugador de Las Palmas, casi siempre alguno que estaba lesionado o que no había sido convocado ese fin de semana.

Muchos años después, ya como periodista, se lo comenté muchas veces a Alfredo Volpini y le recordaba lo que nos había regalado a muchos niños de entonces que pudimos conocer a nuestros ídolos y además entrevistarlos. Hoy en día esa cercanía sería impensable, y eso es precisamente lo que está haciendo que el fútbol español se parezca cada vez más a la NBA y menos a aquel encuentro casi familiar entre jugadores y afición cada fin de semana y cada día en las radios y en los periódicos, porque en la tele entonces solo había un canal en el que salía Pascual Calabuig.

Casi todos los jugadores que llevaba Volpìni a su programa eran canteranos de aquellos años. Recuerdo a Farías, a Pérez, a Noda, a Toledo o a Julio Suárez, y también soy capaz de rememorar nuestra cara de mitómanos infantiles cuando estábamos con ellos en un estudio de radio. Ese estudio, además, vuelve todavía más literario y grandioso aquel recuerdo. No solo gané yo sino que varios amigos también se llevaron balones y entradas, y cuando ganaba uno bajábamos todos a la capital en la Utinsa como mismo viajan ahora los aficionados amarillos en avión a ver jugar al equipo a los estadios peninsulares. Las Palmas todavía no había descendido a Segunda División, y eso para nosotros era algo impensable, por lo menos para los que habíamos nacido en 1967, que habíamos visto siempre a los amarillos codearse con los grandes, participar en la Copa de la UEFA un par de veces y jugar una final de Copa frente al Barcelona.

Pero insisto de nuevo en el paso a la cantera. Estando en Primera, cada año debutaban por lo menos dos o tres canteranos que luego se iban a asentando en el equipo, y así fue siempre la historia de los amarillos, y sobre todo en aquellos años. Ahora, cuando preguntas por la cantera a los que supuestamente saben un poco más que los profanos que solo seguimos el balón en los partidos, te dicen con caras de intelectuales futboleros que el fútbol ha cambiado, que las exigencias físicas son otras y que ya no se estila la paciencia de aquellos años. Pero, claro, luego miras la plantilla del Barcelona, con un montón de jugadores menores de veinte años, la del Bilbao o la Real Sociedad, todos equipos competitivos que juegan en Europa y compiten en los puestos altos de la tabla, y casi notas que te están tomando el pelo y que detrás de esa negación canterana lo que hay es un gran negocio de comisiones y traspasos. Y digo esto porque no se entiende que estando en caída libre hace muchas semanas, y con un equipo juvenil en semifinales de un campeonato nacional y un filial que arrasa casi siempre en su competición, no haya un lateral, un mediocampista defensivo, un delantero que marque goles o un pulmón para el centro del campo en toda la cadena de filiales que pueda subir al primera equipo.

Y  es que no es lo mismo caer con tu gente que hacerlo con jugadores cedidos que se van por donde vinieron sin tiempo de sentir unos colores que para muchos niños, como fuimos nosotros hace años, es casi lo más importante de su infancia. También te dicen que no se puede cargar sobre las espaldas de unos chicos jóvenes lo que se exige para partidos tan decisivos, pero luego ves a Pedri, Lamine Yamal, Cubarsí y compañía en partidos como el del Metropolitano y de nuevo te das cuenta de que te están tomando el pelo. Yo siempre, cuando me dicen que los canteranos no están para el primer equipo, apelo al talento, que no tiene edad y que abre todos los huecos imposibles en un terreno de juego de cualquier lugar o categoría futbolística. Y cuando aun así no entienden, recuerdo lo que decía siempre el periodista y amigo Pepe Rivero Gómez, que Juani subió del Unión Chile, que estaba entonces en Regionales, a la Unión Deportiva sin transición ninguna, solo con el aval de su talento y con esas ganas de comerse el campo que uno sabe que tiene quien desde niño solo sueña con jugar en el equipo de su isla.