El anuncio del Ayuntamiento de La Laguna de un pabellón multifuncional en Las Mantecas vuelve a poner en la agenda una pregunta largamente repetida en la isla: ¿puede el CB Canarias convertirse en anfitrión de una Copa del Rey?
Sobre el papel, la respuesta se inclina al sí. Aunque no está oficialmente confirmado, este martes el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, ya ha confirmado que para dar forma a la idea del nuevo pabellón ha habido conversaciones con el club aurinegro, que lleva tiempo advirtiendo que el Santiago Martín, La Hamburguesa, se le ha quedado pequeño.
10.000 butacas
El proyecto municipal describe un recinto de alrededor de 10.000 butacas, con aparcamiento subterráneo para unas 800 plazas, implantado en una parcela pública que reserva una amplia zona verde y que requerirá una modificación menor del PGO junto a un concurso internacional de ideas. El coste estimado ronda los 32 millones de euros. La localización en Las Mantecas encaja además con la malla de movilidad metropolitana —tranvía, TF-5 y campus universitario— que demanda un evento de cuatro jornadas con picos de afluencia.
Conviene separar el mínimo reglado del umbral práctico. En lo estrictamente normativo, la ACB fija que la instalación de juego para la Copa del Rey debe disponer de al menos 5.000 asientos sentados y numerados, además de cumplir requisitos de seguridad, iluminación, climatización y operativa propios de una fase final. Esto significa que cualquier pabellón que supere ese listón —como el que plantea La Laguna— cumple el requisito legal, pero también significa que ya era factible haberlo realizado en La Hamburguesa.
¿Qué prefiere la ACB?
Otra cosa es lo que la organización suele preferir por razones de taquilla, escenografía televisiva y logística. El entonces director del torneo, Gerard Freixa, lo dijo sin rodeos en una entrevista para El Confidencial en 2017: “Un pabellón de 10.000 no te permite crecer en ‘ticketing’, pero es el mínimo que pedimos. Y no hay muchos”. Esa frase, convertida en referencia oficiosa durante la última década, explica por qué las sedes elegidas tienden a moverse en el entorno de las 10.000 localidades o más.
La comparación con las sedes recientes refuerza esa pauta. Tras la edición de 2025 en el Gran Canaria Arena, la ACB y la Generalitat Valenciana acordaron llevar la Copa a Valencia en 2026 y 2027, en el Roig Arena, con una capacidad aproximada de 15.000 espectadores en baloncesto y un patrocinio/canon público cercano a los cuatro millones por edición, de acuerdo con la información publicada en el anuncio del acuerdo y la cobertura nacional. Es un indicador claro del listón competitivo que afrontan las candidaturas: no basta con la pista y las gradas; hacen falta músculo presupuestario y un ecosistema urbano preparado para absorber la demanda.
El Santiago Martín
¿Dónde queda Tenerife en ese mapa? Hoy, el Santiago Martín —la casa del CB Canarias— ofrece 5.100 asientos según la ficha oficial de la ACB, un aforo que cumple el reglamento pero que se ha quedado justo para un club con más de 4.500 abonos en vigor y alta presión de demanda.
Con el nuevo pabellón lagunero, el aforo pasaría del listón mínimo a la liga de las diez mil plazas, el territorio donde la Copa del Rey suele moverse. Si el proyecto se ejecuta con los estándares técnicos que exige la ACB —pista y graderíos homologados, espacios amplios para prensa y TV, zonas de hospitality, accesos y evacuación, climatización y servicios— y se acompaña de un dossier económico e institucional competitivo, Tenerife podría presentar una candidatura solvente en el siguiente ciclo disponible (con 2026 y 2027 ya comprometidos con Valencia). La existencia de otras instalaciones cercanas —como el propio Santiago Martín o el Juan Ríos Tejera— facilita, además, la logística de entrenamientos y la Minicopa, un plus en la operativa del evento.