Después de once partidos, la afición de la UD Las Palmas no ha podido celebrar un solo triunfo de su equipo en lo que llevamos de 2025. El equipo grancanario cerró 2024 derrotando al Espanyol, y a partir de ahí, ha sido un desastre. Tras la sonrojante derrota copera ante un conjunto de LaLiga Hypermotion, el Elche, han llegado 10 convocatorias ligueras donde los jugadores dirigidos por Diego Martínez solo han sido capaces de sumar tres puntos, siendo el peor equipo de la competición durante ese tramo y empeorando las cifras que provocaron las destitución de Luis Carrión, inquilino del banquillo insular en el arranque de curso.
Esos tres empates han llegado, además, de manera significativa para entender la actual situación de los amarillos: 1-1 en casa del colista, el Valladolid, y dos igualadas casi milagrosas, en el 98 ante Osasuna y en el 95 ante el Alavés el pasado viernes.
Dos escenarios
Con todo, y a falta de 10 jornadas para el final de LaLiga EA Sports, Las Palmas tiene tiempo para reaccionar, pero quizá las sensaciones ofrecidas en los partidos recientes sean el indicativo que haya despertado el pesimismo de los sufridos hinchas. El calendario tampoco ayuda, con rivales como el Atlético de Madrid, Real Sociedad o Athletic de Bilbao, aunque ahora mismo hasta el Leganés parece un obstáculo de lo más exigente.
En la planta noble de la Unión Deportiva deben estar, a buen seguro, devanándose los sesos para encontrar soluciones y parar la cuesta abajo, pero también con la visión estratégica activada para la temporada que viene y las siguientes. Y ahí, una de las opciones cada vez más probable, es que los amarillos caigan de nuevo a la categoría de plata.
El fútbol profesional es un reflejo de las complejidades económicas que enfrentan los clubes al transitar entre categorías. La UD no es ajena a estas dinámicas. Las diferencias presupuestarias que se experimentan al descender tienes un impacto mayúsculo en sus finanzas, operaciones y entorno socioeconómico.
Reducción drástica
Tras su ascenso a Primera División en la temporada 2023-2024, la UD Las Palmas aprobó un presupuesto de 72,5 millones de euros, casi triplicando los 28,5 millones de la temporada anterior en Segunda División. Este incremento se atribuye principalmente a mayores ingresos por derechos televisivos, patrocinios y taquilla. En la temporada 2024-2025, el club aumentó su presupuesto a 74,9 millones de euros, reflejando una gestión financiera sólida y una estrategia orientada a consolidarse en la élite del fútbol español.
El descenso a Segunda División implica una reducción significativa en los ingresos. Los derechos televisivos, que constituyen una parte sustancial del presupuesto, disminuyen drásticamente. La pasada campaña, la UD Las Palmas recibió aproximadamente 45 millones de euros por este concepto. En su última temporada en Segunda, la televisión le reportó unos 9 millones.
La visibilidad en Primera División atrae a patrocinadores de mayor envergadura y aumenta las ventas de merchandising. El descenso conlleva una disminución en la exposición mediática, lo que se traduce en la pérdida o reducción de contratos de patrocinio y una caída en las ventas de productos oficiales. La asistencia a los estadios, en la mayoría de las jornadas, es mayor cuando los rivales son de postín, e igual circunstancia se da con el precio de los abonos.
'Paracaídas'
Para mitigar el impacto financiero del descenso, LaLiga proporciona ayudas económicas a los clubes que descienden, conocidas como paracaídas. Están diseñadas para amortiguar la pérdida de ingresos y facilitar la adaptación a la nueva realidad económica. La cantidad mínima que percibe un equipo que desciende de Primera a Segunda es de 12 millones de euros, aunque esta cifra puede variar según diversos factores.
Indudablemente, otro de los aspectos importantes es la reducción del límite salarial, la herramienta implementada por LaLiga para garantizar la sostenibilidad financiera de los clubes, y calculada en función de los ingresos y gastos de cada entidad. Para esta temporada, la UD Las Palmas tiene un límite salarial de 39,842 millones de euros, ligeramente inferior a los 40,320 millones del verano anterior. Al descender a Segunda, este límite se reduciría significativamente, obligando al club a reajustar su plantilla y la estructura salarial. El impacto del descenso varía según cada club. Por ejemplo, el Cádiz, tras su caída, pasó de un límite salarial de casi 50 millones en Primera a 18,44 millones en Segunda.
Impacto no solo para el club
El descenso de un equipo como la UD Las Palmas no solo afecta al club, sino también a la economía local. La menor afluencia de público reduce los ingresos de sectores como la hostelería y el comercio. La disminución de la visibilidad mediática afecta al turismo y a la percepción externa de la ciudad y la comunidad autónoma. Las cifras rondan los 25 o 30 millones de euros de impacto económico negativo para Las Palmas de Gran Canaria si se queda sin representante en Primera División, competición que representa el 1,37 % del Producto Interior Bruto (PIB) español y genera cerca de 200.000 puestos de trabajo y 4.100 millones de euros en impuestos.
Aunque todavía queda mucho tiempo, a no pocos grancanarios se les viene ya a la cabeza la sombra de celebrar un Mundial de fútbol con su equipo en Segunda, quedándose luego con un estadio de 45.000 personas prácticamente imposible de llenar sin visitas de Real Madrid o Barcelona.
Muchos años sin gloria
La ansiada consolidación de la UD Las Palmas en una de las mejores ligas del planeta continúa pareciendo que se le resiste a su dueño, Miguel Ángel Ramírez, que desde que en se convirtiera en presidente, hace ya 20 años, solo ha visto a los suyos 5 temporadas entre los grandes.
Como consuelo para la fidelísima parroquia amarilla, un hipotético descenso y una rebaja en las cuentas del club traerían, como suele ocurrir en épocas de escasez, una mayor presencia de jugadores de la tierra en las alineaciones de los grancanarios.
