Sensaciones y puntos (II parte)

El CD Tenerife refrendó ante el Deportivo la impresión de poder competir ante cualquier rival

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malbasic depor-cd tenerife
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La tentación del 'corta y pega' existe. Cogemos el artículo que escribimos la semana pasada para analizar el partido ante el Málaga y lo repetimos siete días más tarde, cambiando el nombre del equipo andaluz por el del Deportivo y añadiendo alguna coletilla que ponga que el Tenerife mantiene su crecimiento, incluso como visitante. Un 'corta y pega' en toda regla, pero con alguna matización. Brilló en Riazor, un escenario donde nadie ha ganado y el grupo de Oltra estuvo cerca de hacerlo.

Y es que el Tenerife volvió a ofrecer signos de crecimiento en el examen más complicado que ha tenido desde la revolución que ha supuesto el mercado de invierno, pero también volvió a exhibir el que ahora es su mayor defecto: la falta de gol. Con una circunstancia que agrava esta carencia: el mercado de invierno ya se cerró sin que Víctor Moreno, el nuevo director deportivo, encontrara ese goleador que el Tenerife necesita. Y que a partir de ahora queda obligado a suplir con una mejora realizadora colectiva.

Curiosamente, el último esfuerzo en este mercado de invierno se hizo por un lateral izquierdo, un muy buen lateral izquierdo como Isma López, justo un par de días antes de que Héctor, el lateral izquierdo que 'sobrara', realizara el mejor partido del curso y se ganara seguir, al menos una semana más, en el once titular. Y eso hace que, una vez agotado el plazo de contrataciones, quede una mezcla de satisfacción y dudas. Porque los fichajes han sido buenos –y los de Racic o Lasso se antojan muy buenos–, pero sigue faltando el 'nueve'.

Y el propio fútbol alimenta esas sensaciones. Porque el partido que ofreció el Tenerife en Riazor es digno de aspirante al ascenso. Tuvo carácter, le jugó de igual a igual a uno de los mejores equipos de la categoría, nunca dio sensación de visitante y hasta hizo tantos méritos como el rival, o incluso más, para llevarse la victoria. Muy sólido en el plano defensivo, transmitió jerarquía en mediocampo, refrendó su indudable crecimiento como equipo y alimentó la ilusión de los aficionados de cara a la segunda vuelta.Eso sí, no ganó. Compitió muy bien, pero sólo exigió un par de paradas a Dani Jiménez, el guardameta del Depor. De hecho, tuvo más llegadas que ocasiones claras de gol. Y esa carencia en la finalización es la que hace que todo el buen juego del Tenerife no se traduzca en más puntos. Y que la amenaza del descenso siga latente incluso tras la 'eliminación' administrativa del Reus y de que Nástic y Córdoba, a pesar de la llegada de un aluvión de nuevos futbolistas, parezcan cada día más hundidos.

El Tenerife 18-19 ha llegado a un punto en el que las sensaciones se enfrentan a la realidad. Porque su juego, con un mediocampo en el que brillan Racic, Milla o Lasso invita a disfrutar, pero, con 27 puntos tras 24 jornadas, las matemáticas dicen que tocará sufrir. Y con 20 goles a favor en esos 24 partidos, las matemáticas, la historia y la clasificación... dicen que tocará sufrir mucho. Lo dicho, entramos en bucle: las sensaciones son muy buenas, pero los 27 puntos que colecciona hasta ahora el Tenerife provocan un sudor frío.