Tribuna Alta: 'Te echaba de menos', por Manoj Daswani

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Confieso que te echaba de menos. Echaba de menos la sensación (indescriptible) de querer que fuese domingo para verte otra vez jugar. Echaba de menos el orgullo de pertenencia, que la afición se volcase a cada grito de aliento, que la grada se identificase con su equipo, que los partidos en el Heliodoro fuesen una fiesta, que se acabase la apatía y el hastío.

Echaba de menos la ambición. Que mirásemos hacia arriba, que los cálculos no fuesen para milimetrar la distancia con los puestos de emergencia y sí para crecer, para soñar, para pensar en grande. Echaba de menos que creyésemos siempre en ganar, que dejásemos aparte las cuentas para el campamento base y aparcásemos los objetivos mediocres.

Echaba de menos el grito de ¡goooool! en el Heliodoro, que ahora las tracas suenan a mansalva (5-1 al Córdoba, 3-1 al Lugo, 3-1 al Oviedo). Que da igual que la portería no quede a cero si luego los delanteros se salen. Longo, Mula... es que falta Villar y no se nota. Echaba de menos el aroma de las grandes ocasiones y las noches apoteósicas del Heliodoro, la ola, el marcador brillando por los goles de mi equipo.

Echaba de menos el vistazo nocturno a la clasificación, no para preocuparnos sino para pensar en grande. También echaba de menos los elogios ajenos, fijarme en las transmisiones nacionales y que se hable del Tenerife. Sí, prender la radio y que miren hacia la Isla porque hay aquí un equipo candidato, aspirante, ganador.

Echaba de menos el espíritu de Los Rodeos, perdido entre un sinfín de errores de trazo grueso y decisiones equivocadas. Y hoy, de algún modo, lo reencontré en la feligresía blanca y azul envolviendo de entusiasmo las calles que conducen al Heliodoro. El camino de la ilusión, el sendero del buen fútbol, la autopista que conduce al cielo. Te echaba de menos, Tenerife. Pero aquí estás otra vez. Si, aquí otra vez tu mejor cara y tu mejor fútbol. Osado, irreverente, al abordaje. Así como nos gusta verte. Te echábamos de menos, Tenerife, y ya, por fin, la espera se acabó. Qué bueno que volviste.