El turismo masivo en Canarias no solo llena playas, sino que vacía barrios de residentes locales. En municipios como La Oliva (Fuerteventura) y Arona (Tenerife), el auge de las Viviendas de Uso Turístico (VUT) está alterando profundamente la realidad socioeconómica.
Según un reciente estudio, publicado por Ecologistas en Acción, 241 de cada 1.000 viviendas en La Oliva están destinadas al turismo, lo que representa casi un tercio del parque inmobiliario. En Arona, el impacto no es menor: un incremento acumulado del 66% en el precio del alquiler por metro cuadrado en solo cuatro años ha dejado a muchos habitantes fuera del mercado de la vivienda.
Turismo vs. residentes
El informe muestra cómo la turistificación ha llevado los precios del alquiler a niveles insostenibles en Canarias. En La Oliva, el precio del alquiler por metro cuadrado ha aumentado un 69% desde 2020, mientras que en Arona ha alcanzado los 17 euros/m², superando a grandes ciudades turísticas como Málaga (14,5 euros/m²) o Valencia (14,2 euros/m²).
Este crecimiento desproporcionado se debe al aumento masivo de VUT, que han crecido en La Oliva el 56,8% en cuatro años.
Además, esta tendencia no se limita a estos municipios: otros destinos turísticos de Canarias, como Adeje y Puerto de la Cruz, están viendo un aumento significativo de VUT y precios de alquiler. El monocultivo turístico, como lo denomina el informe, está afectando especialmente a las comunidades insulares, donde la dependencia del turismo es total y las opciones de vivienda son limitadas.
El impacto social
La expansión de las viviendas turísticas no solo incrementa los precios del alquiler; también desplaza a los residentes locales hacia las afueras o fuera del municipio. El informe señala cómo las familias canarias están perdiendo sus hogares debido al alto coste de vida, lo que genera un fenómeno de gentrificación.
Los barrios céntricos y costeros se llenan de turistas y se vacían de vecinos, lo que rompe relaciones sociales y acaba con el comercio local tradicional.
En La Oliva, por ejemplo, muchos de los residentes han tenido que abandonar sus viviendas en el centro del municipio, donde la mayoría de las propiedades están ahora en manos de inversores turísticos. La falta de regulación ha facilitado este proceso, permitiendo que las plataformas de alquiler vacacional dominen el mercado. El resultado: una población flotante que reemplaza a los residentes permanentes.
Epicentro de la turistificación
A nivel nacional, el informe revela que municipios como La Oliva y Arona destacan entre los más afectados por la turistificación en toda España, junto a otros destinos insulares como Ciutadella (Menorca). En estos lugares, el aumento de las VUT no solo duplica la media nacional, sino que también multiplica por más de diez la intensidad turística en comparación con otros municipios costeros.
Por ejemplo, en Málaga, Ciudad Jardín concentra el 30% de las VUT del municipio, mientras que en La Oliva, este porcentaje llega al 33% de todo el parque de viviendas. Este fenómeno no solo afecta a los residentes, sino también a los ecosistemas costeros, que han visto cómo la urbanización ha destruido más de un tercio de los espacios naturales adyacentes a las playas.
Proyecciones alarmantes
De mantenerse esta tendencia, el acceso a la vivienda en Canarias podría empeorar drásticamente. La falta de políticas de vivienda asequible y la ausencia de una regulación eficaz para limitar las VUT están dejando a los municipios sin soluciones. Según el informe, mientras no haya medidas restrictivas, los precios seguirán subiendo y más familias serán desplazadas.
Canarias enfrenta una encrucijada: regular el turismo para proteger a sus residentes o continuar permitiendo que el monocultivo turístico transforme sus comunidades. ¿Cuánto más puede soportar el paraíso antes de convertirse en una postal sin vida?