En la imagen, jóvenes a las puertas de una oposición / EFE
En la imagen, jóvenes a las puertas de una oposición / EFE

Asempleo alerta de que la calidad del empleo juvenil será el gran reto laboral de España en 2026

La patronal advierte de un creciente desajuste entre formación y vacantes que condena a muchos jóvenes a empleos de baja calidad y sobrecualificación

La calidad del empleo juvenil será el principal reto laboral que afrontará España en 2026, según Asempleo, la patronal de las agencias de empleo y empresas de trabajo temporal. La organización alerta de un “creciente desajuste” entre la formación adquirida por los jóvenes y las vacantes disponibles, una brecha que está generando un escenario de frustración y vulnerabilidad para la que define como “la generación mejor formada de nuestra historia”.

Así lo recoge el monográfico Jóvenes y desajuste laboral, publicado este lunes por Asempleo, que pone el foco en que tres de cada diez menores de 25 años trabajan actualmente en sectores como la restauración (16,6%) y el comercio (16,2%), actividades tradicionalmente vinculadas a empleos de baja intensidad formativa. Aunque estos sectores han sido históricamente una puerta de entrada al mercado laboral, la patronal advierte de que la progresión hacia empleos de mayor calidad está estancada.

Este freno se produce, además, en un contexto de fuerte dinamismo del mercado de trabajo. En septiembre de este año, España alcanzó su máximo histórico de población activa, superando los 25 millones de personas, lo que, a juicio de Asempleo, refuerza la paradoja entre crecimiento económico y precariedad cualitativa del empleo juvenil.

Más formación, peores encajes

El informe subraya que los jóvenes españoles son el colectivo que más ha elevado su nivel formativo en los últimos once años. Entre 2014 y 2025, el número de menores de 25 años con educación superior pasó de unos 340.000 a cerca de 620.000. Sin embargo, este avance educativo no se ha traducido en una mejora equivalente de las oportunidades laborales.

“El incremento de la formación choca con un muro de ofertas laborales de baja intensidad, lo que impide consolidar trayectorias profesionales estables y bien remuneradas”, advierte Asempleo, que reclama un “llamamiento urgente” a reforzar las políticas activas de empleo para romper lo que califica como un “círculo vicioso” de inversión educativa sin retorno laboral adecuado.

Según los datos del estudio, solo el 55,6% de los menores de 25 años considera que su nivel de estudios se ajusta a su empleo, mientras que un 34,9% afirma tener una formación superior a la requerida para su puesto. Esta desconexión explica, en parte, la elevada sobrecualificación juvenil.

Sobrecualificación estructural

El presidente de Asempleo, Andreu Cruañas, señala que esta situación “explica la mayor incidencia de sobrecualificación, infrautilización de competencias y desempleo juvenil estructural, que sigue siendo uno de nuestros lastres como país”. En la franja de edad de 16 a 34 años, el 29,2% está sobrecualificado, un porcentaje que se eleva hasta el 35% entre los menores de 25 años.

La situación es aún más grave entre quienes han tenido una primera experiencia laboral y posteriormente han quedado desempleados. En este grupo, la tasa de sobrecualificación alcanza el 41,1%, lo que, según el informe, confirma que el primer contacto con el mercado laboral “suele convertirse en una puerta giratoria hacia puestos que no requieren la formación adquirida”.

El “muro tecnológico” de la IA

A la precariedad estructural se suma un nuevo factor de riesgo: la inteligencia artificial. Asempleo advierte de la aparición de un “muro tecnológico” que está alterando las vías tradicionales de acceso al empleo. Datos de la OCDE muestran que, en países como España, más del 15% de los jóvenes se encuentra en la categoría de ‘nini’, es decir, no estudia, no trabaja ni recibe formación.

Además, el Fondo Monetario Internacional alerta de que, en economías avanzadas como la española, hasta un 60% del empleo está expuesto a la IA, un fenómeno que afecta especialmente a los jóvenes cualificados. “Tener más estudios ya no protege contra la automatización, sino que, paradójicamente, puede aumentar el riesgo”, advierte Asempleo.

En su conclusión, Cruañas insiste en que la mejora del desempleo juvenil en los últimos años no debe ocultar el problema de fondo. “Estamos ante una infrautilización sistemática del capital humano, con graves costes económicos y sociales a largo plazo. España no puede permitirse que su juventud, tras años de esfuerzo académico, se vea forzada a competir por puestos que no valoran su cualificación”, subraya, antes de reclamar una reorientación de las políticas de empleo para acompasar la demanda laboral a la oferta formativa.