El comercio de Canarias ha iniciado este jueves un calendario de movilizaciones que puede desembocar en una huelga general durante el Black Friday. En el centro del pulso están 45.000 trabajadoras y trabajadores de supermercados, tiendas de moda, bazares, tecnología y hogar que arrastran dieciséis meses de convenios bloqueados. El conflicto, que enfrenta a la representación sindical con las asociaciones empresariales del sector, pone sobre la mesa un debate de fondo: cómo repartir el crecimiento y qué derechos deben blindarse
Según Comisiones Obreras (CCOO), las patronales del comercio se han negado a pactar subidas salariales y, además, han planteado recortes en elementos esenciales de los convenios, como el complemento de incapacidad temporal (IT). Para el sindicato, es “inaceptable” que, tras 16 meses de negociación, no se haya alcanzado un acuerdo que proteja el poder adquisitivo y organice el tiempo de trabajo con criterios modernos de conciliación. En paralelo, denuncia prácticas que tensionan aún más la base salarial del sector: actualizar sueldos solo cuando sube el SMI y obligar a ampliar la jornada para “recuperar” los 15 o 30 minutos del bocadillo.
Demandas
La agenda reivindicativa es clara: reparto justo de los beneficios en un sector con alta rotación y fuerte estacionalidad; subidas reales en todas las categorías —no solo en las más bajas—; medidas efectivas de conciliación (turnos, libranzas y vacaciones con previsión fiable); respeto a derechos consolidados en los convenios y, como reivindicación simbólica y práctica a la vez, 20 minutos de bocadillo dentro de la jornada, sin “regalos” de tiempo que se transformen en jornadas más largas. Todo ello acompañado de cláusulas de garantía que eviten la absorción y compensación automática de las mejoras, una de las vías habituales por las que los avances se diluyen en la práctica.

El momento elegido para la escalada no es casual. Black Friday es el pico de demanda que inaugura la campaña navideña. Un paro ese día tendría un impacto directo en ventas, logística, plataformas de reparto y e-commerce, además de tensionar las cadenas de suministro en islas donde los plazos de entrega y sobrecostes ya son sensibles. La amenaza de huelga general busca, precisamente, maximizar la capacidad de presión en el tramo del año de mayor facturación, cuando cada hora de caja cuenta.
Concentraciones
En la trastienda del conflicto discurre una discusión estructural sobre el modelo laboral del comercio. CCOO reclama clasificaciones profesionales que reflejen lo que realmente hacen las personas trabajadoras en tienda y almacén, para evitar que se paguen funciones superiores como si fueran categorías inferiores. Enfatiza también el derecho a la salud y la protección en caso de baja: tocar el complemento de IT, avisa el sindicato, penaliza a quienes se enferman y rompe consensos históricos en la negociación colectiva canaria. Del otro lado, las asociaciones empresariales defienden márgenes ajustados, incertidumbre de costes y la necesidad de flexibilidad para competir en precio, especialmente frente a operadores on-line y cadenas de ámbito peninsular.
La fotografía de este jueves es elocuente: concentraciones frente a superficies comerciales y arterias de alto tránsito en Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura, con pancartas, paros parciales y asambleas en centros de trabajo. La consigna sindical es sencilla: si no hay una rectificación en las mesas provinciales, el otoño desembocará en un Black Friday sin normalidad. Al mismo tiempo, CCOO deja abierta la puerta a un acuerdo si las patronales aceptan una subida plurianual que proteja el poder de compra, garantías de IT y descansos, y un calendario de aplicaciónque reparta el esfuerzo y dé seguridad jurídica a todas las partes.
Columna vertebral
Para la economía canaria, lo que ocurra en esta negociación no es menor. El comercio es una columna vertebral del empleo en las islas, un sector que hilvana barrios, zonas turísticas y zonas industriales, y que dinamiza desde el consumo cotidiano hasta la oferta turística complementaria. Cuando los salarios y las condiciones se atascan, se resiente la estabilidad de miles de familias y se transmite incertidumbre a pymes y grandes cadenas. Por el contrario, cuando la negociación colectiva funciona, se generan incentivos para reducir rotación, mejorar la productividad y retener talento en puestos con elevadas exigencias físicas y emocionales.

El debate del bocadillo se ha convertido, además, en un símbolo del pulso. Incluir 20 minutos dentro de la jornada no es una anécdota: habla de organización del trabajo, seguridad y salud en puestos de alta intensidad y atención al público. La práctica de “recuperar” el descanso alargando la jornada, denunciada por el sindicato, encierra una pérdida de tiempo personal que no siempre se percibe en la nómina, pero se acumula en la vida cotidiana. Es ahí donde la conciliación baja a tierra: horarios previsibles, libranzas reales y descansos íntegros son, para las plantillas, salud; para las empresas, una inversión que reduce bajas y errores y mejora la experiencia de cliente.
HiperDino, señalado
En cuanto a las grandes enseñas, el foco sindical apunta a marcas como HiperDino: es el mayor empleador privado del Archipiélago y un referente en cuota de mercado alimentario. CCOO le reprocha indexar su política salarial a los movimientos del SMI y no avanzar en mejoras que estén por encima de ese umbral. La compañía, en sus mensajes públicos, suele reivindicar su papel como tractor de empleo, con formación, conciliación y contratación estable. Dos relatos que chocan en la mesa de negociación, donde deberán desenredarse en forma de tablas salariales, jornadas y derechos verificables.

¿Qué puede desbloquear el conflicto? Una fórmula mixta que combine subidas escalonadas (con cláusulas que cubran la inflación y repartan la productividad), blindaje de IT y descansos, y avances en clasificación profesional para reconocer responsabilidades y carreras internas. También, un compromiso de calendario que ofrezca certidumbre a la esfera empresarial y visibilidad a las plantillas. No son peticiones inéditas: forman parte de las mejores prácticas de negociación colectiva que han mostrado resultados en otros territorios y subsectores.
A corto plazo, el reloj corre hacia Black Friday. De momento, el mensaje sindical es inequívoco: “sin avances reales, habrá huelga general en Black Friday”. Y el del personal de tienda y caja, también: “Nuestro tiempo vale”. Entre esas dos frases se juega el desenlace de la negociación del comercio en Canarias que hoy ha salido a la calle.
