El conflicto Irán-EEUU amenaza la economía canaria por su fuerte dependencia exterior. / AH
El conflicto Irán-EEUU amenaza la economía canaria por su fuerte dependencia exterior. / AH

El conflicto Irán-EEUU amenaza la economía canaria por su fuerte dependencia exterior

El posible cierre del Estrecho Ormuz anunciado por Irán encarecería el transporte, dispararía la inflación y afectaría al turismo en las islas

Alberto Ley

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La escalada bélica entre Estados Unidos e Irán, tras los bombardeos ordenados por Donald Trump contra territorio iraní, ha disparado las alarmas geopolíticas y económicas en todo el mundo. La posibilidad de que Irán cierre el estrecho de Ormuz —paso por el que circula más del 25% del petróleo mundial— ha provocado un repunte inmediato en los mercados de energía. Aunque la crisis parece lejana geográficamente, sus efectos podrían sentirse con fuerza en regiones especialmente vulnerables como Canarias.

“Un bloqueo de Ormuz no solo implicaría un problema de suministro de crudo iraní, sino de muchos otros países del Golfo, como Arabia Saudí”, advierte Juan José Hernández, gerente del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife. Según explica, la consecuencia directa sería “un incremento en el precio del petróleo y de sus derivados, del transporte, y, por tanto, de todos los bienes importados, lo que desembocaría en un episodio inflacionario con efectos transversales”.

Una economía dependiente

El archipiélago es particularmente sensible a las perturbaciones globales por su elevada dependencia del exterior. Más del 90% de los alimentos y el 80% de la energía que consume Canarias provienen de fuera, lo que convierte a cualquier tensión en los mercados internacionales en una amenaza directa al coste de vida.

Hernández apunta que, aunque España y la Unión Europea disponen de mecanismos de previsión estratégica para garantizar el abastecimiento, estos no blindan a las islas frente a un encarecimiento generalizado. “Aquí llega todo por transporte, y si ese transporte se encarece, lo hace también la cesta de la compra”, resume.

Turismo en riesgo

El turismo, principal motor económico de Canarias, tampoco quedaría al margen. “Si sube la inflación en países emisores como Alemania o Reino Unido, se resienten los presupuestos familiares. Y si a eso se le suma una percepción de inseguridad internacional o el miedo a una escalada terrorista, las vacaciones dejan de ser una prioridad”, advierte Hernández. Las consecuencias podrían ir desde una reducción de reservas hasta una caída en el gasto medio por visitante.

El economista destaca además un riesgo menos evidente, pero no menor: el encarecimiento del combustible aéreo. “Si el queroseno sube, las aerolíneas tendrán que repercutir ese coste. Los billetes serán más caros y eso puede hacer que muchos turistas opten por destinos más cercanos, sobre todo ahora que el cambio climático ha mejorado las condiciones estivales en el norte de Europa”, reflexiona.

Mercado del crudo

José Carlos Díez, economista y autor de varios ensayos sobre geoeconomía, coincide en que “el petróleo sigue siendo un indicador clave para la estabilidad mundial”. Aunque recuerda que EEUU ha doblado su producción desde 2007 y que la OPEP ha perdido poder de fijación de precios, reconoce que el conflicto ha hecho subir el barril de crudo de 60 a 75 dólares. “Si se superan los 80, podríamos entrar en un escenario de recesión global”, advierte en su análisis.

Para Canarias, esto supondría una tormenta perfecta: desaceleración económica, aumento de costes logísticos y caída del consumo por pérdida de poder adquisitivo. “Un shock así afectará negativamente a los márgenes empresariales y forzará a las empresas a subir precios, lo que agravará la inflación”, explica Díez. En este contexto, las familias más vulnerables serán las primeras afectadas.

Modelo poco resiliente

Ambos economistas coinciden en que esta crisis pone sobre la mesa la fragilidad del modelo económico canario. “No podemos seguir instalados en la lógica del siempre más turismo. Es necesario reformar el sector, diversificar y buscar una economía más resiliente”, señala Hernández. Apunta que Canarias debe aspirar a una optimización cualitativa, no solo cuantitativa.

La energía es otro de los grandes retos. Aunque se ha avanzado en renovables, Hernández recuerda que “ningún sistema eléctrico vive hoy al 100% de energía renovable, y menos en un territorio fragmentado como Canarias”. Pide realismo: “Necesitamos un mix energético. No se puede prometer que todo será renovable cuando el crecimiento económico exige más energía”.

Escenarios de riesgo

El mayor peligro, advierte Hernández, es que el conflicto se alargue en el tiempo. “Irán no es Irak. Tiene un ejército potente y aliados como Rusia y China. Si la guerra escala y se implican otros actores regionales, como Arabia Saudí o Pakistán, podríamos estar ante una crisis de largo recorrido con efectos sistémicos”, señala.

En ese caso, el impacto en Canarias sería severo. “Nuestra lejanía y dependencia del petróleo nos colocan en una posición muy delicada”, concluye el economista. La guerra, aunque parezca distante, podría terminar dejando una profunda huella en la economía insular.