El potaje se está cocinando, explica como alegoría el director de energía del Grupo Disa, Santiago Rull Cullen, del momento que vive la isla de Tenerife en cuanto a la búsqueda de recursos geotérmicos. La empresa, junto al Cabildo de Tenerife, va a iniciar en otoño los sondeos que permitirán conocer si efectivamente se podrá generar energía geotérmica.
La isla está actualmente en el último paso administrativo para que llegue la primera máquina que perforará a más de 3.000 metros de profundidad. La Dirección General de Energía del Gobierno de Canarias ya ha eximido el proyecto de la evaluación ambiental pero todavía falta la autorización administrativa para sondear.
En lo hondo de Vilaflor
La intención es encontrar un recurso geotérmico de alta entalpía, es decir, calor a más de 150 grados y agua cuyo vapor sea capaz de mover las turbinas que generen la energía. De momento, como no se tiene la autorización administrativa no se sabe en qué puntos concretos se realizarán los sondeos, pero según ha explicado el director de Renovables de Disa, Joaquín Gurriarrán, la previsión es llevarla a cabo en Vilaflor.

De momento desde Disa ya han hablado con el ayuntamiento de Vilaflor y con propietarios en la zona para que dejen pasar la maquinaria necesaria. “Ya se ha ido anticipando trabajo para que no pille por sorpresa a nadie y estemos todos bien acompañados”, ha explicado el director de Renovales en una rueda de prensa con todos los agentes implicados para anunciar que en otoño se hará ese primer sondeo.
La colaboración
En 2023, Disa y el Cabildo de Tenerife firmaron un convenio de colaboración público-privada para la búsqueda de recursos geotérmicos en la isla, con la idea de poder poner en marcha una central geotérmica con la que abastecer a la isla de energía renovable y gestionable. Era una apuesta que requería de voluntad política, según ha resaltado Nemesio Pérez, vulcanólogo y director científico del ITER.
“Este ha sido un trabajo de los últimos 15 años”, ha recordado Pérez al respecto de toda la labor que ha sido necesaria para que se pueda poner en marcha esta búsqueda, desde las ayudas estatales hasta el respaldo del Cabildo y el interés de una empresa como Disa en asumir una investigación sin tener garantías de que el recurso que se encuentre sea rentable.

A contrarreloj
La espada de Damocles de esta investigación es una fecha: el 26 de enero de 2026. Ese día es el que ha establecido el IDAE a los proyectos para finalizar los sondeos y recibir sus cuantiosas ayudas, de más de 46 millones de euros en el caso de Tenerife. Sin embargo, cada sondeo tiene una duración de entre 60 y 70 días, y si se comienza en otoño habrá poco margen para sondear.
Por ello durante la rueda de prensa de presentación del proyecto desde el cabildo y las empresas han resaltado la necesidad de la ampliación de plazos y la necesidad de que haya voluntad política de apoyar este proyecto también desde Europa.
El precio
Pero no es el único límite. Otra parte importante que todavía necesita desarrollarse es decidir cuál será la tarifa por la que se venderá la energía que se genere, una decisión que corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica. Para los agentes involucrados en esta iniciativa decidir cuál será la tarifa es fundamental para conocer la rentabilidad del proyecto y para atraer a otros inversores privados. En Europa las tarifas oscilan entre los 200 y 300 euros el megavatio hora.
De momento esta colaboración se divide en una participación del 48% del Instituto Tecnológico de Energías Renovables de Tenerife (ITER), un 1% de Involcan y un 51% que se divide entre Disa y Reykjavik Geothermal Energy. “Me congratulo de esta iniciativa público privada en Tenerife”, ha apuntado Pérez, quien ha apuntado que esta fórmula era la única que podía sacar adelante esta búsqueda.

Los beneficios
Los beneficios de la geotermia, tal y como han destacado en la rueda de prensa, pasan por ser una energía limpia pero también gestionable, de manera que le dota de estabilidad al sistema eléctrico. Asimismo, como renovable consume un menor porcentaje de territorio que la fotovoltaica y eólica: de las 45 hectáreas por teravatio/hora al año de la geotérmica a las 2.000 hectáreas de teravatio/hora al año, según explicó Pérez.
“Se dan las circunstancias especiales después del COVID para aprovechar las ayudas europeas, para aprovechar el empujón del Cabildo, la alianza que hemos hecho con Reykjavik, se daban todos los ingredientes adecuados para hacer el potajito y ahora tenemos que cocerlos y después comérnoslo”, explicó durante la rueda de prensa Rull Cullen, quien apuntó que de la colaboración público privada Disa era la parte "romántica" del proyecto.


