La pitaya, también conocida como fruta del dragón, cada vez está más presente en los mercados y supermercados, llamando la atención por su luminoso colorido y por su precio, a veces, no al alcance de todos los bolsillos.
En pocos años, este producto se ha convertido en uno de los más demandados, a pesar de la poca oferta, lo que provoca que su precio se mantenga y no decaiga.
Canarias, ideal para el cultivo
Este fruto, de pulpa suave y dulce, además de bajo contenido calórico y rico en agua, fibra, vitaminas y antioxidantes, otorga, según expertos sanitarios, beneficios para la salud.
Su aspecto exótico, con piel escamosa y contenido de colores vibrantes, la convierte en un alimento apreciado, y su cultivo, siendo originario de América, se ha extendido a muchas partes del mundo en los que se cumplan las condiciones meteorológicas y climatológicas que requieren, como es el caso de Canarias.
Buen momento
Aunque el producto estrella de las Islas “sigue siendo el plátano”, según comenta Hiurma Chico, ingeniera agrícola, a Atlántico Hoy, también menciona especialmente la producción del cultivo del aguacate y la papaya. “Pero la pitaya se ha convertido en un cultivo alternativo al ya desaparecido tomate”.
“La pitaya está en un momento muy bueno”, destaca la ingeniera y explica que, tras el acuciado retroceso del tomate, esta fruta ha encontrado su hueco. “Los agricultores tomateros han tenido que diversificar y buscar productos que sean rentables de acuerdo a las condiciones del terreno y tanto en la papaya como en la pitaya han encontrado la oportunidad”.
Más demanda
“La acogida de esta fruta está siendo excelente, más que nada porque la demanda supera a la oferta”, lo que se traduce en un mayor atractivo para el productor puesto que puede mantener un precio, evitando la devaluación del cultivo.
Además, expresa Chico que la pitaya es un fruto muy apreciado dentro y fuera del país “y mucha de esta fruta se exporta a otros países de la Unión Europea”, encontrado un mercado demandante en Alemania y Reino Unido, “sobre todo".
Plena campaña
Actualmente, las plantaciones de pitaya se encuentran en plena campaña.
"Hace algunos años, en las Islas se quedaba sólo el 25% de la producción y se exportaba a península y Alemania el resto, pero últimamente el consumo local ha aumentado tanto, que este año estamos con un casi 90% de consumo interno y sólo se está exportando a península y Alemania un 10%", asevera.
Trabajo manual
Por lo que nos explica Hiurma Chico, el cuidado de este cultivo no solo es un producto de ingenieria agraria sino que, además, tiene tramos de auténtica precisión y manualidad, ya que "la polinización de las flores debe ser realizada de manera manual".
"Si normalmente para el cuidado del cultivo basta con tres personas, ahora mismo hay trabajando diez", comenta, indicando que "tenemos que ser más rápidos que las abejas porque si no ellas se llevan todo el polen; cogen tanto en sus patas que casi no pueden volar".
Controles sanitarios
Por otro lado, explica la experta agraria que los controles fitosanitarios a los que se expone este producto -igual que tantos otros-, siguiendo la normativa agraria de la UE, la hacen aún más atractiva para el paladar de los consumidores, “debido a las garantías sanitarias que conlleva”, lo que se une a las propiedades de la propia fruta.
“Cuando una persona compra un producto cultivado dentro de la UE, teniendo en cuenta las restricciones a las que están sometidos -mucho más estrictas que las de los países terceros-, no solo adquiere el fruto del cultivo sino, además, un plus de salubridad y garantía de calidad”, subraya.