El premiado funicular y único en el mundo del que presume Mogán

Ramón López Neira De la Torre y su socia Beatriz Ciaurri reformaron el funicular que ha marcado un antes y un después internacional en la localidad de Mogán

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El arquitecto Ramón López Neira De la Torre en la quinta planta del funicular diseñado por su estudio. / Cedida
El arquitecto Ramón López Neira De la Torre en la quinta planta del funicular diseñado por su estudio. / Cedida

En pleno siglo XXI, siglo de creatividad, de innovación y de las mejores tecnologías, el de la arquitectura se ha convertido en uno de los sectores más vistosos y espectaculares en cuanto a su proyección y productos que puede generar. Y no hablamos de grandes estructuras y edificios, sino de aquellas cosas que destacan más por su ensamblaje con el territorio, respetando los aspecto que le rodean y que, sin hacer alardes pretensiosos, se han convertido en auténticas joyas y puntos de visitas.

Es el caso del funicular del hotel Riosol Island of Stars en Mogán. Un proyecto premiado en 2020 como el mejor del mundo por el Project of the year 2020 de Elevator World. Un proyecto realizado en Canarias y que ha catapultado, aunque desde la humildad, al estudio LopezNeiraCiaurri, encargados de hacer lo que ya es un atractivo más el municipio grancanario.

Reconocimiento internacional

“Lo recuerdo con mucho cariño, sobre todo para el cliente, porque aunque a uno le encante que esto ocurra por su propio estudio, los premios sirven para dar más visibilidad, pero tiene un sentido  muy de utilidad”, expone sobre el reconocimiento internacional Ramón López Neira De la Torre, arquitecto, junto a su socia Beatriz Ciaurri de este funicular característico por sus vidrios amarillos. “Muchas veces se asocian al ego del arquitecto, pero es una visión muy sesgada. Los premios es la publicidad necesaria para que la inversión se maximice. Lo recuerdo con mucho cariño y alegría por el cliente”, añade.

Recuerda López Neira que el funicular se hizo en varias fases “porque fue una operación muy compleja”. Hablamos de un hotel de finales de los 70 y que solo tenía un ascensor. “Cuando el cliente propuso la reforma, creyó necesario tener dos cabinas. Se intentó respetar un concepto de movilidad original y potente en su carácter. Son barrancos y hay una orografía tan imponente como la de Puerto Rico y el barranco que sortea el funicular, y en Canarias en general… ¡Se pasa a 182 metros por encima del nivel del mar en un momento!”, resalta el arquitecto.

Proceso

Una de las primeras cosas que tuvo “claro fue el vector diagonal. “Una vez se definen los parámetros iniciales, la parte de ingeniería y arquitectura puede optar por muchos sitios”, explica Ramón López Neira sobre el proceso creativo y de ingeniería. “Solo estuvimos casi dos años en la coordinación de ingeniería hasta que pudimos salir de la fabricación de las cabinas”, destaca, antes de indicar que las cabinas las diseñaron y construyeron en Coslada (Madrid).

La estructura es un proceso “casi de luthier”, porque tiene “poca posibilidad de error. Todo es muy preciso y meticuloso”. A pesar de todo eso, Ramón López Neira indica que lo más interesante era” conseguir hacer algo que valiera la pena, sea fresco y pareciera fácil. Local y que pareciera global. Por eso los arquitectos intentamos una justa combinación de todos esos parámetros”.

Claves del éxito

Destaca una de las claves que permitió crear este premiado proyecto. “Los planes de modernización en Canarias, y en Mogán concretamente, son una maravilla”. Insiste en que Canarias tiene un “territorio maravilloso” y que, además de un negocio, están dejando un territorio que “podrán rentabilizar las próximas generaciones de la industria turística en este caso. La arquitectura habla de la cultura de las personas que viven en los sitios. Hay muchas cosas en juego”.

En este contexto, López Neira De La Torre argumenta sobre el éxito del proyecto que, al final, “la clave de cualquier inversión en arquitectura y lo que garantiza su futuro y el sentido final de inversión de la empresa es que sea querida por el usuario y por el propio propietario”. Añade, además, que el proyecto “tiene que maximizar los recursos disponibles y lograr los mayores retornos a la sociedad, como al planeta”.

Por todo ello, en el estudio “balancean muy bien” la parte estratégica de la inversión intentando convertir la arquitectura en su sentido de marketing. “La arquitectura al final no deja de ser el marketing directo más potente que puede tener una empresa porque genera un compromiso con los clientes, que genera ese espacio emocional. Es atender a la inversión y saber las necesidades del contexto, del territorio, de las islas. Ponerlos en el mapa como un referente de valores en el que nos sintamos seguro. Que de alguna forma, que los visitantes, además de disfrutar del clima y el paisaje, además digan que están haciendo propuestas únicas, arraigadas en su propio contexto, pero modernas”, desarrolla el arquitecto.

Repercusión

Respecto a la repercusión que le generó este premio por el funicular en Mogán, Ramón López Neira confiesa que han tenido la” suerte” de tener bastante trabajo y les ha ayudado a tener más trabajo en Canarias y en otras zonas de España. “Estamos en Tenerife y en Gran Canaria haciendo cosas y esperamos también trabajar en Fuerteventura y sur de la Península”.

Una proyección de trabajos por la que toca madera para que siga así, pero que no cambia su forma de entender su negocio. “Vamos a continuar trabajando, intentamos mantenernos lo más pequeños posible para hacer las cosas igual de bien y con la misma filosofía y no pensar que crecer sea un objetivo en sí mismo. Lo bonito es mantenerse y hacer las cosas bien y seguir trabajando en cosas que amamos”.

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