Desde 2021, la aportación que realizan las energías renovables al mix energético en Canarias ronda el 20%. La eólica y la fotovoltaica no consiguen superar este umbral y tener un mayor protagonismo en la generación eléctrica, que está irremediablemente -de momento- copado por los combustibles fósiles, gasoil y fueloil. Esto provoca que la electricidad que se genera en Canarias sea la más contaminante de la Unión Europea. Y todo parece indicar que ese 20% no va a superarse en los próximos años.
El salto de la participación de las renovables en el mix energético canario (seis sistemas aislados, con Lanzarote y Fuerteventura unidos) entre 2020 y 2021 fue notable. El año de la pandemia el protagonismo de las renovables fue del 17,52%, mientras que en 2021 ya se alcanzó el 20%. Desde entonces las variaciones han sido escasas: en 2022 fue del 20,13%, en 2023 del 19,50% y en 2024 del 20,08%, según los datos del Instituto Canario de Estadística.
Un estancamiento
Esta imposibilidad de superar el 20% de la participación en el mix energético está llevando al sector de las renovables en Canarias a hablar en términos de estancamiento. La cuestión es que desatascar el nudo que impide crecer a las renovables no es sencillo. Según apunta el doctor en Física y profesor de la Universidad de La Laguna, Benjamín González Díaz, hay diversas aristas que explican este estancamiento.
Primero hay que entender que las renovables tienen prioridad de conexión en un sistema eléctrico. Esa prioridad significa que “siguiendo un criterio de los sistemas aislados, que se llama el criterio N-1, todos los equipos que están dentro de la red tienen que ser capaces de abastecer de energía si cayera el de mayor envergadura”. La cuestión, explica, es que las renovables tienen una alta variabilidad y solo son capaces de dar energía cuando existe el recurso (solar o eólico).

Sin más capacidad
Esto hace que sea necesario tener un mínimo técnico con el que tienen que funcionar los equipos. “Ese mínimo técnico, más las renovables que ya tenemos instaladas, hace que no seamos capaces de introducir una mayor cantidad de renovables, porque ya tenemos una demanda determinada”. En este sentido aclara el físico que “de media, cuando nosotros tenemos recurso e introducimos las renovables ya estamos poniendo el máximo de renovables que tenemos”.
Esto provoca una de las grandes quejas del sector en los últimos años: los vertidos de energía renovable, porque se genera más de la que el sistema eléctrico absorbe. Esto sucede cuando los productores renovables (Disa, Ecoener, Iberdrola,...) reciben un aviso de Redeida (Red Eléctrica de España) avisando de que tienen que parar completa o parcialmente su producción de renovables por la estabilidad del sistema.
Es decir, “quizás estamos sintéticamente en el tope que podemos tener de una renovable no gestionable”. Todo se basa en la garantía de que el sistema debe funcionar y en el hecho de que las renovables que hay en Canarias no se pueden usar a demanda. La solución que encuentra el físico no es ajena a lo que desde hace años se viene hablando en el sector: sistemas de acumulación que permitan que la energía generada por la eólica y solar sean gestionables.
Falta almacenamiento
Esta es la teoría, pero en la práctica es donde el nudo se enreda más. Ya ha habido concursos de sistemas renovables con proyectos que incorporaban en las plantas sistemas de almacenamiento a través de hibridación, lo que permitía una mayor estabilización en la penetración de la energía en la red. El experto cifra en unos 2.000 megavatios de proyectos a la espera, principalmente aguardando las licencias correspondientes. La pelota está en el techo de la administración pública.
Pero no solo por las licencias, sino por la regulación de cómo esa energía almacenada debe entrar en la red. “No existe una regulación que sea específica, sobre todo para ver cómo se hace el almacenamiento y la gestión”, explica González Díaz, quien añade que esto provoca que “desde el punto de vista técnico no sea rentable una instalación de mayor potencia renovable, porque no puedes asegurar que vas a conseguir vender toda esa energía que has calculado que puedes introducir dentro el sistema”.
En definitiva, señala que hasta que no se haga esta normativa, que debe partir del Gobierno central “vamos a tener una limitación en todos los sistemas”. Y si bien un productor puede instalar libremente un sistema de almacenamiento en su planta, la cuestión es que al no estar regulado hay incertidumbre en el marco retributivo y las condiciones con las que va a vender esa energía.
Techo de cristal
“El tema del porcentaje del 20% de suministro eléctrico de media básicamente viene dado por las condiciones técnicas de operación. Eso sumado a que en la eólica no tenemos un viento constante, hace que sea un poquito más complicado superar ese umbral”, apunta el profesor. Si bien hay momentos puntuales en que las renovables superan ese umbral, como los pasados junio y julio cuando alcanzaron el 27%, la media anual hace que el balance se rebaje.
“También es verdad que se han tomado un conjunto de medidas regulatorias para poder dinamizar el sistema, como la ampliación de la capacidad de acceso, alguna modificación de las normativas, o simplificar las normativas, pero nos encontramos con un conjunto de barreras administrativas como para poder continuar con las instalaciones”, explica.
No es una garantía
Pero que se pongan en marcha los 2.000 megavatios a la espera no es una garantía ya que “si estas instalaciones son llevadas a cabo es probable que también mantengamos esa restricción del 20% siempre y cuando no introduzcamos algún elemento de acumulación dentro del sistema”. La pregunta que lanza al aire el doctor en Física es, si en Gran Canaria se tardó 20 años en impulsar la central de Chira-Soria, ¿cuánto se tardará en desarrollar la que se quiere hacer en Güímar, Tenerife? ¿No será necesario tener el almacenamiento antes?
Es una pregunta fundamental para superar el 20% y ya hay productores que están impulsando esa instalación de sistemas de hibridación. Pero son las administraciones las que tienen que desenredar el nudo. Desde las dos asociaciones de energías renovables de Canarias admiten cierto malestar con la tardanza en las tramitaciones. De momento no dan declaraciones, aunque prevén hacer ver su impaciencia en las próximas semanas.
Mientras tanto, el sistema eléctrico canario se encamina hacia un incumplimiento más de la planificación energética dentro del PTCan y el PNIEC, que marcaban un objetivo de generación renovable que rondaba el 40% (el primero más ambicioso que el segundo). Un objetivo que todo parece indicar que no se va a cumplir, tal y como señala el físico.