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Actividad agrícola en Anaga (Tenerife)./ Archivo

Salen a información pública las demandadas normas para la ordenación del suelo agrario en Canarias

Uno de sus objetivos, que es la petición más realizada por el sector, es que se disminuya la superficie de suelo agrario sin actividad, algo causado entre otras cosas por el escaso reconocimiento de este suelo por parte de los instrumentos de ordenación

Las esperadas reglas que buscan proteger y promover el aprovechamiento del suelo agrario en Canarias salen a la luz. Este jueves, el Boletín Oficial de Canarias publicaba el anuncio de la salida a información pública de la versión inicial de las Directrices de Ordenación del Suelo Agrario (DOSA) junto a su Estudio Ambiental Estratégico. 

El procedimiento para elaborar estas directrices ha tenido varias fases desde que se iniciara en octubre de 2017, cuando se encomendaron los trabajos a la Consejería del Sector Primario en aquel entonces siendo la Dirección General de Agricultura la encargada de desarrollarlos.

En mayo de 2024 el consejero del área, Narvay Quintero, señalaba en una comisión parlamentaria que la previsión era que estas directrices estuvieran listas en el primer trimestre de 2025. Con este anuncio habrá tres meses para presentar cualquier alegación a los aspectos que puedan modificarse o mejorarse. 

Un suelo agrario afectado por la sequía en Tenerife, Canarias. / ATLÁNTICO HOY

Problemas 

Las directrices son una demanda del sector primario. De hecho la Ley del Suelo y de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias recoge la necesidad de poner en valor el suelo agrario y las actividades profesionales que se realizan en él para impulsarlo. 

Uno de los principales problemas que tienen los agricultores y ganaderos son esas presiones urbanísticas sobre los suelos agrarios, lo que genera que se encarezcan. A ello se suma que las normas territoriales y urbanísticas impiden en ocasiones que las explotaciones agropecuarias se modernicen o amplíen. 

Reducir el suelo sin actividad, la mayor demanda 

Entre otras cosas, con las directrices se pretende mitigar la pérdida irreversible de suelo agrario así como hacer realidad una de las mayores demandas, que es disminuir la superficie de suelo agrario sin actividad.

Algo causado, entre otras cosas, por el escaso reconocimiento de este suelo por parte de los instrumentos de ordenación así como por las limitaciones que se establecen en estos instrumentos en cuanto a los usos y actividades que se pueden desarrollar y en la implantación de las construcciones, edificaciones e instalaciones precisas para el aprovechamiento de este suelo.