La pobreza es un problema que azota Canarias desde Órzola (Lanzarote) hasta Roque del Guincho (El Hierro). Pocos son los municipios donde no haya al menos una persona que tenga un trabajo precario o cobre el salario mínimo. Muchos ven como alternativa buscar otro empleo donde les paguen un poco más y deciden marcharse a la competencia para mejorar sus condiciones de vida.
Se trata de una situación que experimenta, desde hace algún tiempo, el sector turístico en el Archipiélago. A pesar de que ambas provincias tienen unos de los mejores convenios —el de Las Palmas está en el top 3 a nivel nacional—, parece que no es suficiente y 20.000 empleados de todas las Islas están en excedencia con el objetivo de recibir unos euros más a final de mes.
"Una cifra apreciable"
El dato es llamativo porque se trata de un 30% de los trabajadores que se dedican a la industria que mueve la economía de la comunidad autónoma. “Es una cifra muy apreciable unida a las bajas laborales por estrés o ansiedad”, señala Paco González, vicesecretario general de política sindical en UGT Canarias. Señala a la patronal y al Gobierno porque “no aportan soluciones”.
La realidad es que nunca se habían registrado en el sector turístico de las Islas tantas excedencias. En 2019, un año antes de que estallara la pandemia y los hoteles se quedaran como edificios fantasma, solo un 3% de los trabajadores había pedido un periodo de gracia a su empresa. Los números se han disparado y todo apunta a que el bolsillo es la causa principal.
"No queremos privilegios"
El representante sindical sostiene que quienes solicitan la excedencia lo hacen para recibir, como mucho, 50 euros más —en ocasiones son solo 10—. “Hay que dignificar los salarios”, exclama. “La gente necesita dinero para subsistir y las patronales no lo entienden, no queremos privilegios ni que nos regalen nada”, agrega González.
Apunta también que las plantillas, cuando hay problemas, son las primeras en arrimar el hombro. Además, resalta que ocurre en todo el Archipiélago, pero se ha notado sobre todo en Fuerteventura y Lanzarote. “Piden excedencias para irse al hotel de al lado porque les pagan más”, incide. El mayor problema para él es que los empleados no pueden llevar a cabo un plan de vida.
Manifestarse
“Nos obligan”, dice, “a salir a la calle a manifestarnos”. González pone sobre la mesa que no faltan trabajadores, sino que se les debe pagar por el rendimiento que llevan a cabo. “Se necesita conciencia social por parte de los empresarios”, apunta el representante de UGT en el Archipiélago.
Otro inconveniente que detecta es que no se generen complementos salariales por los beneficios. “Que un trabajador esté formado no significa que sea dócil para hacer lo que la empresa quiera, en las compañías deben ver la realidad más allá de sus propios intereses”, comenta.
Alquiler
El sueldo, de media, se queda en unos 1.200 euros netos —alrededor de 1.400 brutos—. Esto se une a los altos precios de los pisos y las dificultades para acceder a un alquiler en Canarias. Para González “es evidente que el tema de la vivienda está imposible, no se puede pagar 700 euros de arrendamiento y otros 200 de coche, no merece la pena”.
Aún así, piensa que no se puede utilizar el problema de la vivienda para desviar la atención de los salarios insuficientes ni con el objetivo de echar balones fuera. “Es una trampa más”, destaca. “Nadie aporta soluciones, no se hacen viviendas públicas [por parte del Gobierno] y los empresarios quieren trabajadores muy baratos”, añade.
Salir fuera
Borja Suárez, secretario general de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras (CCOO) en Canarias, coincide en la misma idea: “El salario no es equivalente al gasto”. “El personal de hostelería en el Archipiélago está muy formado y eso lo lleva a buscar salidas fuera de las Islas”, lamenta.
Cuenta que es muy complicado vivir en puntos como Adeje, al sur de Tenerife, porque el precio del alquiler es “excesivo” porque el mercado está “convulso”. “Después se dice que los jóvenes no quieren trabajar, pero no se pueden emancipar”, subraya. “No hay voluntad política para que las zonas tensionadas se alivien”, apostilla.
Nuevo convenio
“Desde hace seis meses queremos abrir un nuevo convenio y la respuesta de la patronal es que hay mucha abstención sin tener en cuenta que muchos casos son de incapacidades temporales”, asevera.
“El problema es no querer ver el cambio en la sociedad. Tenemos el tercer mejor convenio de España, ¿pero está equiparado a la vida en un territorio ultraperiférico? La gente tiene que pagar alquiler y la compra”, continúa.
Considera que sería ideal hacer un convenio regional para que los trabajadores de ambas provincias cuenten con las mismas reglas del juego. Además, señala que a la hora de cubrir vacante se ponen parches. “Hay una plantilla estructural que no se llega a cubrir”, sentencia.