La revista Nautik, que nace con la vitola de convertirse en el reverso azul de la mítica Forbes, coloca a seis personalidades vinculadas a Canarias entre los 50 marinos y marinas más influyentes de España.
Entre la representación isleña, en el número 17, destaca el médico y regatista grancanario José Luis Doreste, uno de los mejores "velistas" del deporte español.
De Doreste, a estas alturas de la manga, poco más hay que decir: ha participado en cinco Juegos Olímpicos, ganando para España la medalla de oro en Seúl 88, además de cosechar múltiples triunfos en campeonatos mundiales y europeos.
Hidroaviones
En el número 30 está Gerardo Morales-Hierro, un ingeniero canario que ha fundado la empresa Surcar Airlines, con la que aspira a conectar las islas con hidroaviones comerciales de pasajeros.
Parece un medio de transporte de otro siglo, que dejó de funcionar en España a finales de los años 50, pero sigue vigente en países tan dispares como Dinamarca, Canadá, Maldivas o algunos estados norteamericanos como Washington, Alaska o Florida.
Morales-Hierro, tras realizar las primeras pruebas de vuelo en 2022, aún espera por los permisos para comenzar a operar desde el Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Su idea inicial era conectar esa capital con Las Palmas de Gran Canaria, pero todo indica que será finalmente con La Palma.
Regatista y eurodiputada
En último lugar de la selección figura la también regatista Theresa Zabell Lucas, que es de origen británico, pero su familia se instaló en Tenerife a los pocos meses de nacer, asentándose luego en Málaga, donde empezó a navegar y a competir en clase 470.
Zabell, que también ha sido eurodiputada con el PP, ha ganado dos campeonatos olímpicos para España, además de ser tres veces campeona mundial y otras tres de Europa.
Perfiles 'top'
La lista elaborada por Nautik es toda una declaración de intenciones para viejos y nuevo lobos de mar, porque nace con la intención de convertirse en referente de lo líquido y lo azul. Está inmersa en su primer año de funcionamiento, siempre bajo el paraguas y el estilo de su hermana mayor Forbes.
Hay de todo, desde empresarios, militares y escritores hasta abogadas, oceanógrafas y arqueólogas. Resaltan, por pioneras, la historia de Idoia Ibáñez, capitana de la marina mercante y primera mujer que mandó un buque de gran porte en España, y la de Cristina Fernádez, primera mujer que ganó en 1972 la oposición para cuidar un faro junto a otras dos compañeras. Vivió en el faro de Cabo Vilán, en Camariñas, A Coruña.
Boluda y Baleària
También hay una mención expresa a los navieros Vicente Boluda y Adolfo Utor, ambos con negocios en Canarias, quienes, durante este verano, han peleado a brazo partido por la compra de Armas Trasmediterránea.
Al final se quedó Utor con la empresa de origen canario, en concreto con la división que explota las líneas entre islas y los desplazamientos a la Península, incluido el Mar de Alborán. El naviero es CEO de Baleària, principal compañía de líneas marítimas regulares de España.
De Utor dicen que empezó como armador y taquillero, oficios desde los que ha logrado escalar hasta lo más alto del sector marítimo del transporte. Ocupa el puesto 47 en el orden de marinos destacados, quizá demasiado atrás para el enorme poder que ahora atesora con la absorción de Armas, operación pendiente aún de ser autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
El propietario de Boluda Corporación Marítima, en cambio, luce en el puesto 8. Posee, entre otras líneas de negocio, la mayor red de remolcadores del mundo, un servicio esencial para que funcionen los puertos. Valencia, que es donde está la sede de la empresa, es su apuesta personal, con Canarias siempre como aliada estratégica gracias a sus terminales de contenedores.
Alisur, Playa Blanca y Corralejo
La revista también destaca a otro naviero con un pasado vinculado a las islas. Se trata de Ettore Morace, de origen italiano y CEO de Trasmed. Esta compañía pertenece al grupo Grimaldi y compite en Baleares con Utor, el empresario del momento al hacerse con Armas Trasmediterránea.
Morace comenzó a trabajar en la naviera Alisur, que, durante la década de los 80, revolucionó el transporte de pasajeros y mercancías entre Lanzarote y Fuerteventura, transformando los refugios pesqueros de Playa Blanca y Corralejo en auténticas autopistas marítimas.
Alisur era propiedad de su padre, Vittorio Morace. Ettore ejerció de director de la empresa, en donde adquirió la experiencia necesaria hasta llegar a Trasmed.