Covirán abandona Lanzarote tras la quiebra de Cash & Carry Lanzaroteño, la distribuidora con la que operaba en la isla desde 2019. El Juzgado de lo Mercantil nº2 de Las Palmas de Gran Canaria ha decretado la conclusión del concurso voluntario presentado por la propia compañía “por insuficiencia de la masa activa para satisfacer los créditos”, según consta en la resolución judicial.
La decisión judicial pone fin a la trayectoria de una empresa fundada en los años 80, que llegó a gestionar 14 supermercados con una superficie total de 2.523 m², todos ellos ubicados en Lanzarote. No obstante, el proceso de reducción comenzó en 2023, cuando cerró cuatro tiendas situadas en Teguise, Tinajo y Haría, hasta quedar con una decena de locales y 1.771 m² en 2024.
Seis años
La quiebra de Cash & Carry Lanzaroteño supone también la retirada de Covirán del mercado lanzaroteño, según confirmó la propia cooperativa. La empresa formaba parte de la estructura de Covirán desde 2019, año en el que finalizó su relación con Supermercados Sabeco (Alcampo), con cuyos acuerdos había operado bajo la enseña Simply Market.
En su último ejercicio registrado, 2023, la distribuidora alcanzó una facturación neta de 4,27 millones de euros, ligeramente inferior a los 4,35 millones de 2022, aunque logró reducir sus pérdidas desde 140.000 euros a 50.000. Su plantilla rondaba el medio centenar de trabajadores, afectados por la desaparición de la firma.
Nueva baja
El cierre de Cash & Carry Lanzaroteño se suma a la lista de empresas que han abandonado el sector canario de la distribución en el último año. Entre ellas, Herfrailes, que a finales de 2024 traspasó sus tres supermercados Spar (1.017 m²) en Gran Canaria a su central de compras, Cencosu-Spar Gran Canaria, ahora gestionados por Cenvesu SL.
También la grancanaria Inpescasa ha salido del negocio tras cerrar sus dos centros en La Oliva (600 m²) y Puerto del Rosario (400 m²), con lo que el mapa de la distribución minorista en las islas pierde otro operador de referencia local.
Con esta nueva desaparición, el tejido empresarial de la alimentación en Canarias sigue perdiendo actores históricos, especialmente en el ámbito insular, donde las dificultades logísticas, la inflación de costes y la competencia de grandes cadenas han reducido los márgenes de supervivencia de las pequeñas distribuidoras.
