La Consejería de Educación y Juventud del Cabildo de Gran Canaria, encabezada por Olaia Morán, anunció este lunes que destinarán una partida de 200.000 euros con la que organizarán campamentos de verano inclusivos a partir del próximo curso. Las familias de niños y niñas con discapacidad, aunque consideran que la noticia les da un halo de esperanza, creen que la medida llega tarde.
“Responde a un grito desesperado de auxilio que estamos haciendo los padres desde hace muchos años”, afirma en declaraciones a Atlántico Hoy Inés Alonso Carreño, quien pertenece a la asociación de enfermedades raras en Canarias (Genes). Considera que era urgente actuar para que los pequeños como su hija Alma, de cinco años, puedan ser tratados de manera inclusivo.
"Estamos cansados"
Considera que el tema se aborda ahora después de toda la presión ejercida. “Exclusivamente porque estamos cansados y hemos dado un golpe sobre la mesa”, asevera. Lamenta que cada año, al llegar junio, se ven sin recursos a los que acceder porque no les sirve, por ejemplo, una ludoteca. “No son centros donde se tenga en cuenta las necesidades reales de estos niños”, sostiene.
Defiende que los campamentos inclusivos son necesarios porque “para un niño neurodivergente un campus de verano supone mantener durante el verano los conocimientos adquiridos durante el verano y eso es fundamental, porque si no vuelven a empezar de cero y retomamos el problema”. “No nos vale un cuidador, en nuestro caso va mucho más allá”, apostilla.

Frustración
“Porque luego cuando llegan al cole, están estancados, muchos de ellos están desregulados emocionalmente porque han estado en centros que no tienen en cuenta su necesidades emocionales también. Entonces claro, ya partimos de de frustraciones reales de los niños”, reflexiona Alonso Carreño. Indica que, en su caso, apuntará a su hija en un campamento ordinario este verano, pero le preocupa cómo se pueda adaptar.
“La situación es completamente frustrante, desesperante y dolorosa porque voy a meter a mi hija en un sitio donde no sé si va a estar bien o mal, si de repente va a necesitar cosas que nadie va a entender”, exclama. “Me lo han desaconsejado, pero no tengo otra opción, la alternativa es dejar de trabajar y entonces tampoco podría mantenerla”, sentencia.
"Una esperanza"
Pone sobre la mesa que han visto cómo nunca han tenido las mismas oportunidades que el resto de padres. “La famosa inclusión de la que todo el mundo habla y que nadie practica”, comenta con ironía. Indica que aunque el problema ha existido siempre, la diferencia es que en la actualidad cuentan con una red más amplia de escucha a través de las redes sociales.
“No deja de ser una batalla”, apunta, “que no tendríamos por qué enfrentar, debe ser algo que nos toque por derecho”. “Aquí estamos siempre luchando por el más mínimo resquicio de algo”, agrega. Destaca que para los niños, “que son los principales perjudicados”, todo lo que se lleve a cabo es “una esperanza”. “Llega tarde, es cierto, pero todo lo que venga es bienvenido”, sentencia.
La reivindicación
La llegada de los campamentos inclusivos responde a una reivindación de varios colectivos sociales como Con tu ayuda sumaremos o Somos uno más, unas entidades que se han reunido con la consejera de Educación en repetidas ocasiones con el objetivo de conseguir que se destine esta partida presupuestaria.
Iniciativa en el Pleno
Vidina Cabrera, portavoz de Coalición Canaria (CC) en el Cabildo Insular, aseguró tras el último Pleno que en junio del año pasado, su grupo presentó una iniciativa aprobada por unanimidad sobre los campamentos inclusivos, pero no se puso en marcha por falta de tiempo.
“Se comprometieron a que a partir de 2025 se iba a poner en marcha. Para el presupuesto de este año aparece reflejada una partida específica de 200.000 euros, pero esta incapacidad de gestión ha hecho que no sacaran la convocatoria y otra vez este año los niños se quedan sin campamentos inclusivos”, sostuvo.

