Algunos placeres se esconden entre muros antiguos, aromas de mar y recetas que combinan orígenes lejanos con raíces profundas. Así es Valle de Mogán, un restaurante donde la experiencia va mucho más allá del paladar, y donde las celebrities más discretas han comenzado a encontrar su refugio culinario en Gran Canaria.
Dicen que aquí se come bien. Pero hay lugares donde comer se convierte en un ritual. En esta casona restaurada en el sur de la isla, los sabores canarios y asiáticos se encuentran en una sinfonía elegante, serena, con carácter propio.
Visitas con nombre propio
El restaurante ha captado la atención de figuras como Mario Casas y Melyssa Pinto, que disfrutaron, hace unos meses, de una comida íntima entre fogones de autor y productos de kilómetro cero. También Miguel Ángel Silvestre ha caído rendido ante este rincón gastronómico que mezcla autenticidad y vanguardia.
Para Mario Casas, volver a Gran Canaria no es casual. Durante el rodaje de Palmeras en la nieve pasó largas temporadas en la isla, especialmente en la Finca de Osorio, en Teror, donde se grabaron varias escenas clave.
Un menú que sorprende
Bajo la dirección del chef Chema Marrero, Valle de Mogán presenta una propuesta cuidada al detalle. Su menú degustación Classic Gold, compuesto por cinco pases, es una experiencia sensorial que mezcla caviar, ostras, foie gras y fresa Romanoff, en una apuesta clara por la alta cocina de autor.
El precio de este viaje gastronómico ronda los 120 euros por persona, una inversión en sabor, técnica y emoción. Pero aquí no todo es lujo: la carta mantiene la cercanía con el entorno y ofrece también opciones menos formales para quienes buscan algo más relajado sin renunciar a la calidad.
Vermut con historia
Uno de los guiños más originales del restaurante es Lolito, el primer vermut artesanal de Gran Canaria. Elaborado a mano, desde la mezcla de botánicos hasta el diseño de la etiqueta, este vermut rinde homenaje a Lolito, el perro de la familia Marrero, símbolo del alma familiar que recorre el local.
Ideal para un aperitivo con carácter, este vermut se ha convertido en una de las joyas líquidas del restaurante, y refleja la filosofía de la casa: respeto por lo local, cariño en cada proceso y un toque de originalidad.
Tradición, sostenibilidad y calma
Ubicado en un caserío de más de 200 años, Valle de Mogán no es solo un restaurante, es una experiencia sensorial y emocional. La arquitectura rústica, restaurada con mimo, convive con una propuesta moderna y sostenible: productos orgánicos, proveedores locales y un cuidado máximo por cada detalle.
Desde su terraza, se respira silencio. No hay ruido de ciudad, solo el rumor del valle, el perfume de las hierbas frescas y la promesa de un plato que cuenta una historia. Aquí la gastronomía no es espectáculo, sino una conversación entre la tierra y quien la saborea.
Un destino con alma
Valle de Mogán se ha convertido en un lugar de culto para amantes del buen comer, tanto residentes como visitantes. Su fusión entre raíces canarias y técnicas asiáticas, su compromiso con el entorno y su discreta elegancia lo posicionan como uno de los restaurantes más exclusivos de Gran Canaria.
No es casualidad que quienes lo visitan repitan. Y que quienes buscan algo más que una comida, encuentren aquí una forma de entender la isla desde el sabor, el paisaje y la calma.