Calles tranquilas donde el sonido dominante es el de las olas, casas de colores que parecen arrancadas de una postal, y un puerto pesquero que conserva el sabor de lo auténtico. En el suroeste de una isla de Canarias existe un enclave que no necesita artificios para deslumbrar.
Un lugar donde el sol reina casi todo el año, los atardeceres tiñen de oro las fachadas, y la calma convive con un estilo de vida cada vez más exclusivo.
Tradición marinera y lujo frente al mar
Ubicado en el municipio de Mogán, Arguineguín se ha consolidado como uno de los destinos residenciales más codiciados del archipiélago. El precio del metro cuadrado roza los 4.000 euros, lo que lo convierte en uno de los más elevados de Canarias. Y no es casualidad: su mezcla de tradición pesquera, oferta gastronómica, clima privilegiado y calidad de vida lo posiciona como el nuevo refugio de quienes buscan tranquilidad sin renunciar al confort.
Las playas de Las Marañuelas y Arguineguín, de aguas tranquilas y arena dorada, son perfectas para tomar el sol o practicar deportes acuáticos. Mientras tanto, el puerto pesquero, todavía activo, sigue siendo el alma del pueblo: aquí se capturan y sirven algunos de los mariscos más frescos de la isla.
La ‘Villa Panto’
En este entorno paradisíaco ha elegido instalarse Anabel Pantoja, influencer y rostro habitual de la televisión. Su nueva casa, bautizada como la ‘Villa Panto’, es un chalet de dos plantas con un diseño moderno y minimalista, alejado del lujo ostentoso pero lleno de detalles de alta gama.
La vivienda cuenta con una gran piscina privada, vistas directas al océano, zonas diáfanas, habitación de invitados, cocina equipada y una decoración cuidada al milímetro, que Anabel ha compartido orgullosa en sus redes sociales. Su elección no solo ha disparado el interés por Arguineguín, sino que confirma lo que muchos ya sabían: vivir aquí es sinónimo de bienestar, exclusividad y conexión con lo natural.
Un destino cada vez más deseado
Con una población de algo más de 10.000 habitantes, este pueblo costero combina la serenidad de la vida tradicional canaria con los servicios de una zona turística bien consolidada. Restaurantes con pescado fresco, bares con encanto y comercios locales conviven con hoteles, apartamentos de lujo y una creciente comunidad internacional, especialmente de escandinavos que pasan aquí los meses de invierno.
Arguineguín ya no es solo un destino de paso. Es, para muchos, el lugar donde quedarse.