Imagen de una persona haciendo senderismo / PEXELS
Imagen de una persona haciendo senderismo / PEXELS

Tienes que ir una vez en la vida: la ruta circular de Canarias que atraviesa cuatro microclimas

A lo largo de la ruta circular, el caminante puede notar en pocos minutos cómo cambia el ambiente: del calor seco a la frescura de la laurisilva, del sol intenso al abrigo vegetal del sotobosque

luna moya

En lo alto de la isla, donde la niebla besa las copas de los árboles y la tierra parece conservar sus secretos más antiguos, se esconde una joya natural capaz de condensar en pocos kilómetros toda la diversidad climática de Canarias.

Bosques húmedos, zonas agrícolas, laderas soleadas y cumbres frescas coexisten en perfecta armonía. El visitante, sin saberlo, atraviesa cuatro microclimas distintos mientras recorre este paraje único.

La finca donde todo cambia

La Finca de Osorio, enclavada dentro del Parque Rural de Doramas, se extiende por 204 hectáreas repartidas entre los municipios de Teror, Valleseco y Firgas. Desde los 967 metros del Pico de Osorio hasta los 650 metros en las zonas más bajas, el terreno presenta una rica variedad de paisajes y temperaturas.

A lo largo de la ruta circular, el caminante puede notar en pocos minutos cómo cambia el ambiente: del calor seco a la frescura de la laurisilva, del sol intenso al abrigo vegetal del sotobosque.

Patrimonio forestal y cultural

La finca mantiene usos agrícolas y ganaderos, pero destaca especialmente por su riqueza forestal. En ella sobreviven restos del antiguo bosque de Doramas, así como numerosas especies introducidas desde el siglo XIX. Castaños, robles, alcornoques y ombús conviven con la laurisilva, que vuelve a reconquistar el territorio gracias a la labor del Cabildo de Gran Canaria desde que adquirió la finca en los años ochenta.

En la finca también se encuentra el centro de cría de la paloma rabiche, un vivero forestal y un aula de la naturaleza ubicada en la histórica Casona. Su jardín clásico es otra joya que combina flora ornamental con rincones acogedores para el descanso.

El corazón verde del barranco

Uno de los lugares más impresionantes es el Barranco del Laurel, un rincón que conserva el espíritu primigenio del bosque canario. Desde un claro del jardín se accede a un sendero que lleva a este refugio natural, donde el ambiente se transforma en cuestión de metros. La temperatura desciende, la humedad aumenta y la luz se filtra entre las copas de los laureles, creando una atmósfera mágica y fresca.

En este tramo, el visitante experimenta la laurisilva en su máxima expresión, con troncos retorcidos, helechos y un sotobosque rico en biodiversidad. El recorrido concluye en una pequeña caverna, rodeada de árboles centenarios que evocan tiempos remotos.

Un legado histórico vivo

La finca también guarda memoria del pasado feudal de la isla. Durante siglos fue gestionada como una unidad de producción agrícola, con viviendas, huertas y animales explotados en régimen de medianería.

Granjas aún activas y casas tradicionales como la de la popular Pinito recuerdan ese legado, mientras los senderos cruzan terrenos antaño dedicados al cultivo y hoy repoblados por especies autóctonas.

Consejos para disfrutar la ruta

Ubicada a tan solo media hora de Las Palmas de Gran Canaria, la Finca de Osorio es de fácil acceso. Desde el centro de Teror, una carretera conecta directamente con la entrada. Desde allí, el visitante puede recorrer las rutas hacia el Pico de Osorio o perderse entre sus caminos.

Para disfrutar plenamente de la experiencia, es recomendable llevar buen calzado, abrigo y protección solar, ya que el clima varía mucho según la altitud. Prismáticos también son una excelente opción para observar las aves que habitan la zona, como el cernícalo, el mirlo o la aguililla.

Esta ruta circular no solo invita al paseo, sino a un viaje por el tiempo y el clima. Un pequeño universo natural donde cada paso revela un paisaje distinto, una historia oculta y una conexión más profunda con la biodiversidad canaria.