Da igual a qué hora salga una de casa, si se tiene que subir o bajar al Sur, existe la posibilidad de llegar tarde al trabajo o a clase porque haya cola en la pista. Los atascos en la GC-1 son una constante que se ha convertido en un problema para el día a día de Gran Canaria. Y una de las posibles soluciones no parece estar en cambiar los horarios de la entrada del estudiantado universitario para que no coincidan con los trabajadores.
La idea se puso sobre la mesa en la reunión entre el Cabildo insular y la Confederación Canaria de Empresarios (CEE) para aliviar los colapsos de la vía, como también se propuso en Tenerife, donde la población pierde tiempo de vida en la TF-5, al valorar que en vacaciones el tránsito de coches es menor.
Desde la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), aseguran que en su momento, hace unos años, ya se abordaron las acciones que podían llevarse a cabo para que el movimiento del alumnado no supusiera más tráfico, entre las que se encontraban la modificación de horarios, y ya se acometieron los cambios necesarios desde la institución.
Consecuencias de los horarios
“En la ULPGC no se produce un problema de tráfico como en el caso de la ULL”, afirman fuentes universitarias, que exponen que ya “en su momento” se produjo una reunión entre la institución académica y el Cabildo de Gran Canaria en la que se plantearon posibles soluciones para aliviar la congestión del tráfico del estudiantado.
Se barajó la posibilidad de modificar los horarios y en algunos centros, como es el de empresariales, se pudo llevar a cabo — exponen desde la ULPGC — y se retrasó la entrada hasta las 8:30 - 9:00 horas. No obstante, en otros grados, el cambio se complica al no poder compaginarse con los horarios de los laboratorios.
Además, mover los horarios de los distintos grados tendría consecuencias en las guaguas de Global que salen directas desde varios municipios de la isla hasta la universidad. “Las guaguas directas tienen una única hora de salida. No se pueden cambiar los horarios porque supondría también modificar los del transporte” para que así ninguna persona se quede sin la posibilidad de acudir a clase.
Accesos a la universidad
Entre las soluciones que se barajaron en su momento también se tomó la decisión de asignar una entrada a los coches que acceden desde el Sur a la universidad y otra para los que acceden desde el Norte.
El alumnado que viene desde el Sur llega al campus universitario desde la entrada de Tafira Alta, donde se encuentra la conocida como Casa del Gallo, mientras que el estudiantado que viene desde el Norte entra por la rotonda de Lomo Blanco.
Asimismo, se están llevando a cabo las obras para crear un nuevo carril de acceso directo desde la Circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria (GC-3) hasta la carretera GC-112, lo que evitará que los vehículos que vienen del norte de la isla y se dirijan al Campus Universitario de Tafira tengan que entrar en el enlace de Lomo Blanco.
La universidad asegura que ya se intentó conjugar las posibles soluciones y la respuesta parece ser satisfactoria porque los atascos se han aliviado, al menos en lo que respecta al camino hacia el campus universitario.
Un problema de movilidad
Pérdidas de vuelos, retrasos en la entrega de mercancías, no llegar a tiempo a los sitios y la propia calidad de vida de las personas son algunas de las consecuencias de estos atascos en la autovía del Sur.
El Cabildo grancanario y la CEE han solicitado al Gobierno de Canarias que agilice proyectos como las conexiones con el centro comercial de La Mareta o el de la Tangencial de Telde, zona donde se concentran las principales retenciones.
Para la entidad insular, la solución no está en construir más carreteras. En esta bola de nieve se han juntado la cantidad de coches en la isla — se contabilizan 821 coches por cada 1.000 habitantes —, los accidentes que se producen en ambos lados de la vía, así como la conexión con las zonas comerciales más importantes de la isla a la autovía, según señaló Antonio Morales, presidente del Cabildo.
