La estrategia del Cabildo de Gran Canaria de apostar únicamente por el tren como solución a los problemas de movilidad en la isla ha generado un creciente malestar ciudadano, especialmente ante el colapso diario de la GC-1. Durante años, Antonio Morales defendió que el bus-VAO no era viable, pero en 2025 el discurso ha cambiado y ahora sí se contempla su implementación, junto con otras medidas urgentes como la ampliación de carriles en Telde, la mejora de accesos conflictivos y el fomento del uso compartido del coche. Las contradicciones en el relato institucional y la lentitud del proyecto ferroviario, con más de mil millones de euros estimados, han puesto en evidencia la necesidad de soluciones realistas e inmediatas. La ciudadanía exige menos promesas a largo plazo y más gestión eficaz en el presente, antes de que se siga perdiendo tiempo frente a un problema que se agrava cada día.