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La Laguna

El dueño de un Mi Perrito en La Laguna intenta vender su licencia para bloquear el traspaso de local

Normalmente, las licencias se traspasan junto con el local según está previsto en la ley, pero el antiguo inquilino de este local no quiere facilitarle la operación al propietario

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Fachada de Mi Perrito Gourmet, cuando aun estaba abierto./

La trasmisión de locales en los bajos del Centro Comercial de La Laguna, también conocido como Alcampo por la conocida cadena de supermercados, está viviendo tiempos complicados. Hace unas semanas, el local Mi Perrito Gourmet cerró por desencuentros entre el propietario del local y el alquilado. Desde entonces, varios hosteleros de La Laguna se han interesado por el lugar, pero se encuentran con un problema: el antiguo inquilino no quiere traspasar su licencia.

Jorge (nombre ficticio), un hostelero de La Laguna, explica a Atlántico Hoy que la noticia está corriendo entre sus colegas a través de los proveedores. "Con los proveedores te enteras de todo, ellos saben todas las historias de los bares de La Laguna", comenta. Según explica Jorge, su proveedor cuenta que el antiguo inquilino del local donde estaba Mi Perrito Gourmet pretende vender la licencia por 25 mil euros.

Centro Comercial de La Laguna, donde se ubica Mi Perrito Gourmet

"Te puedes sacar una nueva, pero ¿a qué coste?", indica Jorge. "Los locales de los bajos del Alcampo ya tienen que acometer obras por valor de un millón de euros para adaptar los accesos a personas con movilidad reducida y sustituir las cañerías, sacar una licencia nueva significa tener eso listo antes de abrir", explica.

El propietario confirma la puesta en venta de la licencia

Atlántico Hoy se ha puesto en contacto con el propietario del local. Este confirma que el anterior inquilino estaría tratando de vender la licencia. "Yo no voy a alquilarle el local a nadie que le compre la licencia al anterior inquilino. Yo tuve problemas con él y le tuve que desahuciar. No le va a servir de nada porque, si alguien viene con la licencia de él, no va a poder entrar al local", dice.

Jorge explica a Atlántico Hoy que "el fallo [del propietario] fue no poner una clausula en su contrato que indicase que, al traspasar el local, se traspasaba también la licencia de apertura". Atántico Hoy ha consultado a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna. Desde este organismo, explican que "la regulación respecto a actividades clasificadas está contemplada tanto en la ley 7/2011, de 5 de abril de actividades clasificadas, espectáculos públicos y otras medidas administrativas complementarias (art 33) como su Reglamento de desarrollo, aprobado por Decreto 86/2013, de 1 de agosto (art 83)".

De este modo, la regulación vigente establece que "la transmisión de la instalación o actividad no exigirá nueva solicitud de licencia de actividad clasificada, si bien el anterior o el nuevo titular estarán obligados a comunicar al órgano que otorgó la licencia la transmisión producida". Esta comunicación "se realizará por escrito en el plazo de un mes desde que se hubiera formalizado el cambio en la titularidad de la instalación o actividad amparada por la licencia, acompañándose a la misma una copia del título o documento en cuya virtud se haya producido la transmisión. En caso de incumplimiento del deber de comunicación "el antiguo y el nuevo titular serán responsables, de forma solidaria, de cualquier obligación y responsabilidad dimanante de la licencia de actividad clasificada entre la fecha de su transmisión y de la comunicación de ésta".

Bloquear el traspaso

Por lo tanto, la trasmisión de la licencia está prevista en la ley sin compromisos en el plazo de un mes. En el caso de Mi Perrito Gourmet, el antiguo inquilino, al negarse a traspasar gratuitamente la licencia, estaría bloqueando las operaciones del propietario del local, pues los interesados en él tendrían que pagar al antiguo alquilado o adquirir una nueva en el ayuntamiento.

En el local frente a Mi Perrito Gourmet, uno de los propietarios atiende a Atlántico Hoy e indica: "Creo que el local ya está alquilado al 100 Montaditos". Este medio ha preguntado al propietario del local y este indica que sigue estando disponible para su alquiler, aunque sí que es cierto que hay varios interesados. La semana pasada, Atlántico Hoy adelantó que el franquiciado de 100 Montaditos en La Laguna había comunicado a otros hosteleros su intención de traspasar su local y varias voces de la hosteleria y los proveedores laguneros indicaban que estaría interesado en mudarse al centro comercial donde está el Alcampo.

Entrada del 100 Montaditos del centro de La Laguna./

Otro de los interesados en entrar en el local, según ha podido saber Atlántico Hoy a través de los propietarios de otros locales de los bajos del Alcampo, sería el dueño de la cervecería La Perla Negra, situada junto al antiguo Mi Perrito Gourmet. En cualquiera de los casos, local necesitaría determinadas obras de adaptación a la legislación vigente. El propietario indica a este medio que, ahora mismo, se están llevando a cabo algunas de ellas y que el anterior inquilino "tiene obras para alquilar el local, pero no puede vender la licencia".

Las obligaciones legales son independientes de la licencia

La Gerencia de Urbanismo, además, indica a este medio que "las actividades, con independencia de cuándo hayan obtenido el título para su apertura o puesta en funcionamiento, deben 'actualizarse' a la normativa sectorial que le sea de aplicación. En este sentido el titular de la actividad tiene la obligación de adecuarla a la normativa que le es de aplicación. Tal adecuación la puede realizar directamente, o como consecuencia del requerimiento que el Ayuntamiento le realice".

"La concesión de una licencia de actividad no supone que el titular de la misma abandone los derechos inherentes que conlleva, como es el de la adaptación a la normativa que vaya surgiendo en relación con la actividad, sin que por ello se tenga que conceder una nueva licencia. En este sentido, la actividad de control por las administraciones, no culmina con la licencia de apertura, sino que se realiza una función constante y permanente, en el que la actividad de control por la administración es continua, y el sujeto sometido a la intervención administrativa debe cumplir las previsiones legales que se vayan produciendo en la actividad sometida al control de la administración", añade.