Bares en La Laguna cierran por basar su negocio en "vender cerveza barata"

Desde la adquisición del local, el modelo de negocio tarda entre seis meses y un año en estabilizarse, tiempo durante el que hosteleros aconsejan tener un colchón económico

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Entrada principal del bar Al Límite, uno de los bares que ha tenido que cerrar debido a su modelo de negocio./ Atlántico Hoy
Entrada principal del bar Al Límite, uno de los bares que ha tenido que cerrar debido a su modelo de negocio./ Atlántico Hoy

"Yo creo que cierra antes del 4 de marzo", decía en enero Sara, estudiante grancanaria de la ULL, sobre el bar Al Límite, en la calle Heraclio Sánchez de La Laguna. A mediados de marzo, con un fallo de apenas unos días, el tiempo le da la razón. El local ha cerrado sus puertas solo tres meses después de haberlo alquilado sus últimos gerentes.

"En un año ha cambiado de dueño tres veces, estamos apostando a ver cuánto tarda en cambiar esta vez", explicaba entonces Sara. Lo que en enero era un juego alrededor de una mesa repleta de cañas, ahora es un problema más serio. No es el único bar que ha cambiado de propietario a los pocos meses de abrir por haber previsto mal su modelo de negocio.

Las cañas no dan dinero

En el local de al lado, el Chévere, Mario sirve unas hamburguesas mientras lamenta que sus vecinos hayan tenido que bajar la reja. "Yo alquilé este bar una semana antes de que cerraran ellos. A los anteriores dueños del Chévere tampoco les fue bien", explica a Atlántico Hoy, y añade que "el problema es que la gente no conoce la hostelería. Quieren un bar para servir alcohol barato y que se llene, pero eso no da dinero. Lo que da ingresos son los platos de comida, por mucho que se te llene la terraza con cañas a un euro". 

Unos metros más allá, en la hamburguesería Lili-Ruby, uno de los camareros sirve un barraquito mientras explica a Atlántico Hoy que los anteriores gerentes de Al Límite acababan de meterse en el mundo de la hostelería. "Son gente nueva que alquila un local esperando sacarlo adelante en dos o tres meses", comenta, coincidiendo con Mario. "Luego van y se topan con que una garrafa de aceite de girasol ahora vale 100 euros y la compra que antes salía por 500 ahora cuesta 1.000. Y, claro, tienen que cerrar", dice, y añade que "ese local ya ha abierto y cerrado por lo menos tres veces este año".

Los primeros meses son difíciles

De vuelta en el Chévere, Mario insiste en que el principal problema está en el planteamiento del negocio. "El alcohol no da el dinero que la gente cree que da, tienes que tener algo más. Yo no tengo precios baratos en la cerveza, pero tengo comida y vendo mucha. Y con eso sobrevivo de momento", indica, añadiendo que para salir adelante con un negocio de la hostelería hay que contar con un colchón de dinero. "El último mes, generé 15 mil euros y aun así tuve que poner 1.000 de mi bolsillo para pagar todos los gastos", explica Mario, que de momento consigue mantenerse.

Comenzar es duro y hay que estar preparado para pasar un periodo de entre seis meses y un año antes de empezar a ver los ingresos, según entiende el dueño del Chévere. Este es su decimoquinto negocio y habla desde la experiencia. "Esta calle tiene mucho tránsito, pero engaña mucho. La zona para vender alcohol es abajo, en el Cuadrilátero. Aquí no vas a poder mantener eso", añade.

El Cuadrilátero lleno de jóvenes / AtlánticoHoy
El Cuadrilátero lleno de jóvenes / AtlánticoHoy

El ocio nocturno ya no es tan rentable

Hace años, antes de regentar este bar, Mario fue propietario de La Herradura, uno de los locales del Cuadrilátero. "Antes esto parecía carnavales de jueves a domingo, pero ya ha cambiado. La gente hace botellón en la calle y ya no entran a tu local nada más que para ir al baño y bailar. ¿Y así de qué vivo? Además, eso te da problemas con los vecinos, con la policía...", dice.

"Cuando tú ves que la gente dice: 'Estaba siempre lleno, tenía las cañas a un euro', ya sabes por qué cerró. La hostelería es jodida... Yo ahora estoy contento, porque casi cubro costes. Eso es casi un milagro para un local que acaba de abrir. También porque tengo una clientela buenísima, gente tranquila. Cuando vendes alcohol muy barato, tienes que estar todo el rato echando a borrachos y limpiando porquería [de los baños]", explica Mario.

Alquileres caros

Antes de cerrar, Al Límite solía tener la terraza llena de jóvenes consumiendo jarras de cerveza. Aishlan, camarero del local con los anteriores dueños, que cerraron a finales de 2021, ya comentaba por entonces que necesitaban vender más comida. Solo las jarras de cerveza no eran suficiente para mantenerse a flote. 

Al mal planteamiento del negocio, se suma ahora la crisis. El precio de la energía y la compra ha subido, pero los alquileres continúan siendo altos. "Al Límite es del mismo propietario que el Chévere, tiene varios locales en alquiler por aquí. Yo pago 1.500 euros al mes de alquiler, pero hay otros negocios en esta calle que pagan a los propietarios hasta 4.000 euros por alquilar el establecimiento. Eso es muchísimo dinero", explica Mario, que añade que "La Laguna todavía tiene muchos propietarios que siguen alquilando como si esto fuese antes de 2008. Hay algunos que prefieren estar unos meses sin inquilinos hasta que llegue uno nuevo a bajar el alquiler, es una pena".

Mario opina que esto va a provocar un movimiento de locales hacia zonas más baratas. "Fíjate en el 100 Montaditos, que se va a ir ahora al Alcampo, donde estaba Mi Perrito. Alquilar en La Laguna ya no es tan rentable", asegura. Todo, sumado al encarecimiento de los materiales, empeora la situación.

Gas y aceite más caros

"Cada bombona de butano son 19 euros y usamos, como mínimo, cuatro semanales. Si encendemos las estufas de fuera, ya se dispara el precio. Esas consumen una bombona cada día y medio, no puedo ponerlas", dice este hostelero. 

La subida en el precio del aceite de girasol para freidora también se ha notado en estos bares que venden principalmente comida rápida, acompañada de papas fritas. "La gente no se para a pensar. Mi antiguo jefe compró 90 barriles cuando se decía que iba a faltar. ¿Qué hace Makro [distribuidora de productos para la hostelería]? Al comprar todo el stock que tiene, el resto que está en el almacén lo saca y lo dobla de precio. España es exportadora de aceite, no importadora, ¿cómo nos va a faltar el aceite si exportamos? Pues nada, compramos todo el aceite que hay y la garrafa de 25 litros, que antes costaba 45 euros, ahora está a 110", explica.

Zona de aceites de oliva y aceites de girasol en un supermercado. / Archivo
Zona de aceites de oliva y aceites de girasol en un supermercado. / Archivo

Productos para ganar y productos gancho

La cerveza de barril tampoco sale barata. "Yo tengo Heineken y Cruzcampo Gran Reserva. El barril de 30 litros de Heineken vale unos 56 euros, el de Cruzcampo cuesta 63 euros y trae 20 litros. Al de 30 litros puedes sacarle 110 cañas si las tiras bien, pero pierdes mucha cerveza entre los cambios de barril, las que se tiran mal... Yo tengo la caña de Heineken a 1'3 euros, ¡pero es que hay gente que la tiene a un euro! No hacen cálculos. Piensa, mira. No da", cuenta Mario.

"Tienes que saber equilibrar entre los productos de los que sacas un montón y esos que tienes como enganche. A las arepas se les saca mucho, también a las hamburguesas", sentencia este hostelero, lamentando que muchos bares tengan que cerrar por depender solo de "productos enganche" que dan muy pocos ingresos.