Dos personas comiendo en la arepera Punto Criollo de La Laguna./ REDES
Dos personas comiendo en la arepera Punto Criollo de La Laguna./ REDES

El Punto Criollo de La Laguna seguirá abierto con un nuevo propietario ajeno a la familia fundadora

De la familia Vera, fundadora de Punto Criollo y de Arepera Caracas, puede decirse que fue la artífice de traer esta comida venezolana a Canarias en 1966

Álvaro Oliver González, redactor jefe en Tenerife

La famosa arepera Punto Criollo de La Laguna, cuya sociedad limitada se extinguió voluntariamente el pasado 19 de agosto, no cerrará sus puertas, aunque sí se despide de un trocito importantísimo de su historia: la familia Vera, fundadora del restaurante.

Hace siete meses, un nuevo propietario llegó a un acuerdo de compraventa con las hijas del fundador de Punto Criollo, Ildefonso Vera, que administraban el restaurante desde que su padre se apartó de la dirección hace una década.

Imagen de marca, nombre y recetas

Iván, el nuevo dueño de Punto Criollo, explica a Atlántico Hoy que el contrato que firmó con la familia Vera le permite continuar explotando la imagen de marca del restaurante, su nombre e incluso sus recetas. 

Eso sí, explica que la familia se desvincula completamente de la empresa, poniendo fin a una historia de 45 años desde la fundación de la arepera en 1980 por Ildefonso Vera Cordero, hermano de Eugenio Vera Cordero, quien fuera en 1966 la primera persona en abrir un restaurante de arepas en España cuando creó la cafetería Caracas en pleno Santa Cruz de Tenerife.

La familia que trajo las arepas a Canarias

Puede afirmarse que la familia Vera, a través de Eugenio, Ildefonso, el hermano de ambos, Marcial, y varios primos, fue la artífice de traer las arepas a Canarias, fundando en Tenerife una red de distintos restaurantes como el Caracas, el Punto Criollo o La Guaira.

Sin embargo, el imperio arepero se ha ido desmoronando con el paso de las décadas y el envejecimiento de sus fundadores. La arepera original, la Caracas, abierta por Eugenio Vera en 1966 en la antigua calle Calvo Sotelo de Santa Cruz, ya no existe, pues aquel local cerró en el año 2000 y el negocio se concentró en un segundo establecimiento que la familia había abierto en Candelaria. 

Un paso a un lado

Aquella cafetería, la Caracas II, funcionó de 1989 a 2001, cuando fue traspasada por Eugenio Vera y su esposa Antonia Linares por jubilación. En paralelo, en 1996 la familia había fundado Caracas III, la única de sus areperas que sigue abierta a día de hoy, en el centro comercial Carrefour Añaza, y continúa siendo regentado por la tercera generación de la familia fundadora.

Pero en el lado de Ildefonso, los Vera han dado un paso a un lado. Ya en 2010, el creador de Punto Criollo dio un paso atrás como administrador de la sociedad y dejó el negocio en manos de sus hijas. Negocio que no había conseguido funcionar correctamente en los últimos años, acumulando problemas de facturación que finalmente desembocaron en el traspaso del negocio a un nuevo propietario.