El enfado vecinal por no peatonalizar El Cañaveral en La Laguna terminará tras Navidad

Después de más de dos décadas pidiendo una solución para la su seguridad, los vecinos se resignan y esperan los hechos y no las palabras

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Teresa, Félix y Aythami, vecinos de la calle El Cañaveral, en La Laguna. / AH
Teresa, Félix y Aythami, vecinos de la calle El Cañaveral, en La Laguna. / AH

El pasado mes de enero el Ayuntamiento de La Laguna daba un paso a la esperanza de verse cumplida una demanda en post de la seguridad personal para los vecinos de la calle El Cañaveral: anunciaban la peatonalización de la misma.

Tras casi diez meses sin respuestas y novedades al respecto estos vecinos caían una vez más en la resignación de ver vacía aquella determinación política, pero según han confirmado desde el ayuntamiento a Atlántico Hoy la obra de peatonalización comenzará después de Navidad.

 

 

El badén de la esperanza

Todo ello una vez acabaron unos trabajos previos a principios de noviembre que requerían equilibrar el pavimento en la calle Concepción Zalazar con el camino Las Peras, suprimiendo un badén para que las guaguas pudieran pasar y así poder redistribuir el tráfico.

Sin embargo, los vecinos ya no creen en las palabras y hasta que no vean el comienzo de los trabajos en su calle no se lo creen. Una calle, sin aceras y estrecha, que lleva sirviendo dos décadas de punto de control para la salida hacia la Vía de Ronda.

Vecinos afectados y con miedo

“Un día casi atropellan a uno de mis hijos y ese día me puse loco”, reconoce Aythami, un vecino que lleva casi tres lustros viviendo este tramo con casas prácticamente de lazos familiares al completo. “Me despisté un momento con el perro y mientras le echaba la bronca a mi hijo mayor, uno de los pequeños se adelantó un poquito y un coche dio un frenazo”, recuerda y añade que “no hay visibilidad. Fue cuestión de nada. Me quedé blanco y ese di llame a todas las autoridades. En junio nos calentamos otra vez”, una vez pasó medio año más de silencio político.

Teresa (55 años) nació, se crió y vive en otras de las casas del camino, como su hermano Félix. Ambos, de un total de siete hermanos, recuerdan que fue un 28 de diciembre cuando, hace unos 30 años, de un día para otro asfaltaron la calle (la Vía de Ronda tiene 25).

De una serventía a un posible error

“Era una huerta y era una serventía de paso. Era un camino de tierra, que era lo típico que hacías una obrita y echabas los escombros. Nosotros jugábamos ahí y un día lo asfaltaron”, explican entre los dos.

Además, según cuenta Félix, el menor de ellos dos, “se llegó a decir que el asfaltado fue por error, porque después se dieron cuenta que no habían puesto el alcantarillado, ni el alumbrado y tuvieron que romperlo todo otra vez”.

Primeras opciones

Por su parte, ‘Tere’ comentó que ya el anterior equipo de gobierno (CC) “habló de poner una acera de pequeñas dimensiones, pero no serviría de nada. Era una acera ridícula y teníamos que retranquear nuestros jardines”.

Asimismo, explicó que la Asociación de Vecinos Ruala, a la que pertenecen, “dijo que no diéramos partes de nuestros jardines y lo que propuso, y pusieron, fueron los badenes, pero tampoco no sirve. Mira como suenan los coches”, escenifica desde el patio de su casa, donde nos ha recibido junto a Félix y Aythami.

 

 

Los riesgos de la calle

“No solamente es el problema de la acera, sino de visibilidad. Es que hay dos curvas cerradas que no se ve nada. Luego, ni siquiera nos quejamos del ruido de los coches. No nos oponemos a que pase tráfico, queremos que pase con seguridad. Que podamos salir a la calle con seguridad. Cuando pasa una guagua me tengo que meter en un garaje. No cabes”, argumenta. “Mi padre no quiere salir caminando ya por el peligro”, agrega.

En este sentido, Aythami refuerza este peligro asegurando que “vas con el carrito de la compra o lo que sea, no cabes. Vas con la bicicleta, no cabes. A mis hijos no les dejo salir montados con la bici. Cuando van al cole en patineta o bici van obligados caminando mirando todo por dentro de la bici, pegados al muro”. Es más, “solamente hay que mirar cómo está la pared marcada por sustos” dice mientras señala. “Por suerte, solo ha sido contra la pared, pero podría ser contra nosotros. Hay cristales de faros, intermitentes y demás. Al hijo de un vecino le dieron en la mano con un retrovisor”, se queja.

Ante esta falta de protección, se resigna y afirma que “parece mentira que esto esté pasando. Esta calle no reúne las condiciones para ser legal. Nos jugamos la vida cada día y no ha pasado una desgracia porque los vecinos vamos cagados y pendientes, yendo pegados al muro”.

Pasotismo político

Respecto a la obra del badén como teórico paso previo a la peatonalización de El Cañaveral, Félix cree que ha sido un “trabajo independiente”. De hecho, cree que “les convenía” porque el camino de Las Peras “se llena de agua cuando llueve y aprovecharon para hacer una obra hidráulica debajo”.

En este contexto, Tere recuerda que “el alcalde vino un día de enero. Éramos unos pocos. Nos dijo ‘¿Ustedes quieren que lo peatonalice? A mí me encanta peatonalizar’”.

¿Una tasca?

Por la ausencia de soluciones al problema, Aythami cuenta que le dijo al alcalde durante la época COVID que “la única manera de cerrar la calle era poner una tasca y pedir la terraza, porque ahí se han cerrado todas las calles. Toda La Laguna estuvo así, un caos total. Que me parece bien, pero no planifican nada”.

Así, recuerda que por El Cañaveral pasan a diario unos 3.500 vehículos y señala esta cifra por las decisiones de los últimos lustros de los regidores municipales. “Por el mercado en la plaza del Cristo, mas tráfico y camiones. Abrieron el centro de salud, más tráfico. Además está viniendo gente que no está acostumbrado a pasar por aquí caminando les digo que tengan cuidado y que vayan caminando por este muro. Y a la siguiente van por la plaza del Cristo o por otro lado”.

 

 

“Los políticos vienen a las reuniones y no toman ni notas. Te dicen que sí a todo y luego…”, agrega Félix.

La primera reunión con un responsable político fue con Jónathan Domínguez, cuando estaba de concejal de Seguridad Vial. Otro cachondeo. Como suelen ser todos, con prepotencia. Que nuestra calle no soportaba más tráfico que por ejemplo la calle del Agua… Pero compara las calles, que esa tiene dos aceras, pero sobre todo, la concentración en determinadas horas. Aquí de 7.30 a 9 no hay quien salga a la calle, que es cuando vamos al colegio”, argumenta Aythami.

Intereses

La hasta, teóricamente, larga espera hasta después de la Navidad de más de dos décadas sin respuesta, ha dado que pensar a los vecinos. Así, Félix cree que “hay intereses detrás” de que hasta hoy no se haya peatonalizado o, por lo menos, dar más seguridad a los vecinos.

En este contexto, esgrime que “hace unos cuantos meses hubo una asociación entre los vecinos de la Asociación Las Cañas y San Antonio porque querían hacer unos cambios de circulación, pues ya los tienen y les van a hacer una ampliación de aceras. No puedes comparar la carga viaria que puede tener esa urbanización, que es exclusiva de la gente que vive ahí. Un barrio dormitorio dentro de la ciudad, comparado con esto, de más de 3.500 coches diarios. Guaguas y camiones de la basura que pasan untados en mantequilla”.

“Tampoco creo que sea un problema de presupuesto. Con cambiarle el sentido, simplemente, ya no pasa nadie por aquí. Solo los vecinos, porque quien pasa por aquí es para ir a la Vía de Ronda”, añade Aythami a la exposición. “Para mí es superevidente que hay intereses detrás. Hay alguien que no le interesa, porque es evidente que el peligro es real y no se actúa en consecuencia”, reitera Félix.

Un camión de la basura parado en un garaje para poder salir y el tráfico en la calle El Cañaveral. / AH
Un camión de la basura parado en un garaje para poder salir y el tráfico en la calle El Cañaveral. / AH

Apatía militar

Por último, estos vecinos se quejan de la nula colaboración de los militares, propietarios de las instalaciones en el otro lado de la calle. “Una vez se desprendió parte del muro”, comienza Aythami. “Llamamos ayuntamiento y no mandaron a nadie. Urbaser recogió los escombros y se fueron, pero me decían que yo tenía que llamar a Capitanía, a los militares porque ellos ahí no podían hacer nada”, rememora aún incrédulo.

“Pues tuve que llamar yo a la secretaria del capitán y, al final, amenazándole que si pasaba algo los responsables eran ellos y que iríamos a la prensa, mandaron a una cuadrilla de soldados, hicieron dos chorradas, pintaron y hasta luego, pero tuvimos que hacerlo los vecinos”.

Indiferencia

En este sentido, habla sobre los militares que “la problemática de la calle les da igual”. Además, apunta a que hoy en día “eso es un foco de infección. Solo hay un palomar ahí metido”, esgrime. “Y ratas, el otro día vi a una muriéndose en el centro de la calle”, agrega Tere con una expresión que lo dice todo.

“Después, para lo que quieran ellos sí. Los prepararon para meter la feria y luego no cabían los camiones. Son tan  listos que quieren meter la feria y ni miraron si cabían los camiones antes”, cierra Félix.

Peatonalización, tras Navidad

Todos argumentos de peso para mantener una postura de indignación, pero que han preferido llevarla sin elevar el tono porque no quieren peleas “y así nos va”.

Sin embargo, parece que los Reyes Magos podrían llevar el mejor regalo de todos para estos vecinos, ya que a la consulta de Atlántico Hoy al Consistorio, la respuesta ha sido que “el cambio del tráfico y la peatonalización se hará una vez termine la Navidad” y que se ha decidido posponerlo unas semanas “para evitar complicaciones en las fiestas, que hay mucha movilidad de tráfico, además de algunas pruebas deportivas en la zona”.

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