En medio de las aguas tranquilas de una bahía canaria se levanta una construcción que ha sobrevivido al paso de los siglos y a los ataques de corsarios. Sus muros de piedra, su puente levadizo y su imponente silueta siguen recordando aquellos tiempos no tan lejanos donde la defensa de la costa era vital para los habitantes de la isla.
Hoy, convertida en uno de los principales atractivos patrimoniales, esta fortaleza no solo ofrece una lección de historia militar, sino también una experiencia cultural gracias al museo que acoge en su interior. Un lugar que conecta el presente turístico de Canarias con su pasado más vulnerable.
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El Castillo de San Gabriel
Se trata del Castillo de San Gabriel, levantado sobre un islote frente a la costa de Arrecife, en Lanzarote. La primera fortaleza, construida en 1573, era de madera, pero fue arrasada por el corsario otomano Morato Arráez en 1586. Años después, el ingeniero Leonardo Torriani, enviado por Felipe II, proyectó una edificación más sólida en piedra que se completaría durante el siglo XVII.
En lo alto de la fortaleza se conservan elementos emblemáticos como dos cañoneras, una espadaña y la campana que en su día alertaba a la población de los ataques enemigos. Su función principal fue proteger la isla de los constantes asedios piratas, un recordatorio de la inestabilidad de aquellos siglos en el Atlántico.
Reformas del siglo XVIII
El aspecto actual del castillo se consolidó en 1771, bajo el reinado de Carlos III, cuando el ingeniero José Ruiz Cermeño reforzó sus defensas. Entonces se incorporó el acceso artillado y el puente levadizo, que permitía aislar la fortaleza en caso de amenaza.
Ese puente, conocido como el Puente de las Bolas, se construyó en piedra natural y tiene 175 metros de largo. Sus dos esferas coronan los pilares que sostienen la pasarela, y aunque algunos las interpretan como símbolos del globo terráqueo, otros las ven como alegorías de balas de cañón. El conjunto fue declarado Patrimonio Histórico Nacional en 1972 y Bien de Interés Cultural en 1998.
Museo de Historia
Desde 1972, el castillo alberga el Museo de Historia de Arrecife, anteriormente conocido como Museo Arqueológico y Etnográfico. En su interior se exponen piezas de la cultura de los majos, los antiguos aborígenes de Lanzarote, además de documentos y maquetas sobre la evolución de la capital.
Gran parte de la colección fue donada por Juan Brito, autodidacta y referente cultural de la isla. Entre sus aportaciones destacan hallazgos arqueológicos como una piedra grabada vinculada al rey aborigen Zonzamas, así como fósiles procedentes de Punta Papagayo. En total, el museo reúne más de 3.000 piezas, aunque solo una parte se muestra al público.
Una visita imprescindible
El recorrido por el castillo permite adentrarse en estancias de gruesos muros de piedra, donde se narra la historia de Lanzarote desde sus orígenes hasta su desarrollo turístico. En la terraza superior, las vistas abarcan tanto la ciudad de Arrecife como el océano Atlántico, convirtiéndolo en un lugar privilegiado para disfrutar del paisaje.
Dada su reducida capacidad, el acceso está regulado para evitar aglomeraciones, pero la visita es breve y ágil, por lo que la espera nunca es excesiva. Más allá del interior, pasear por los alrededores del castillo es otra experiencia recomendable, ya que se encuentra en pleno corazón de Arrecife, rodeado de mar y ambiente urbano.
Información práctica
El castillo abre de lunes a viernes de 10:00 a 17:00 horas, y los sábados de 10:00 a 14:00. La entrada tiene un coste que oscila entre 1,80 € y 3 €, lo que lo convierte en una visita accesible tanto para turistas como para residentes.
Además de ser un testimonio de la defensa costera de Canarias frente a los ataques piratas, el Castillo de San Gabriel se ha consolidado como un espacio cultural y turístico imprescindible. Entre sus muros de piedra late la memoria de Lanzarote, ofreciendo a cada visitante un viaje en el tiempo con el océano como telón de fondo.