El grito ahogado de ayuda de Barrio Nuevo

Los vecinos de Barrio Nuevo siguen pidiendo ayuda a la vez que desconfían de la última visita de representantes del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife con medidas a realizar

Guardar

Jacobo Simancas, vecino de Barrio Nuevo. / AH
Jacobo Simancas, vecino de Barrio Nuevo. / AH

Los vecinos de Barrio Nuevo siguen clamando mejoras en la zona y, pese a la reciente visita de los representantes del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, el concejal de Centro-Ifara, Guillermo Díaz Guerra y la concejala de Seguridad Vial Evelyn Alonso, muchos de los residentes no confían en las palabras de los representantes institucionales, pues no sería la primera vez que caen las falsas promesas a este barrio de la capital tinerfeña con 1.052 vecinos censados.

Mejoras en el alcantarillado, la instalación de señales de tráfico y el estudio para colocar semáforos y hacer un único carril de doble sentido que permita aumentar los aparcamientos fueron alguna de las medidas que los ediles comunicaron que iban a trabajar en el barrio.

Zona de Barrio Nuevo. / AH
Zona de Barrio Nuevo. / AH

Sin confianza en los políticos

Sin embargo, Jacobo Simancas, uno de los vecinos más insistente con la necesidad de grandes obras, ha mostrado a Atlántico Hoy, de primera mano, estas deficiencias, que muchas se alargan más de cinco décadas, por lo que cree que una vez más las palabras de los representantes institucionales se las llevará el viento y el grito de auxilio del barrio volverá a ser ahogado y no escuchado.

“Encima es que no vino el alcalde, que es el que tenía que venir”, critica este vecino nacido en el barrio y que volvió a fijar su residencia fija en Barrio Nuevo hace siete años.

Desagüe de lluvias

Jacobo muestra los graves desperfectos como el asfalto, y en un día lluvioso -como el de la visita de este medio digital al barrio- se podía observar ese problema del alcantarillado. “Imagina cuando llueve fuerte la virulencia con la que baja el agua”, trata de explicar señalando las fuertes pendientes de Barrio Nuevo sin ninguna rejilla de alcantarillado hasta la parte inicial de esta localización santacrucera, a la altura del Hospital Quirón.

Incluso, se puede apreciar una tubería de gran tamaño abierta justo en un tramo de escalera por el que los vecinos bajan de una calle superior a otra. “Cuando sale el agua por ahí es imposible usar la escalera”, apunta.

Escaleras con un desagüe que las inhabilita con fuertes lluvias y la única alcantarilla de desagüe, en la entrada a Barrio Nuevo. / AH
Escaleras con un desagüe que las inhabilita con fuertes lluvias y la única alcantarilla de desagüe, en la entrada a Barrio Nuevo. / AH

Inseguridad en la carretera

Un poco más arriba nos señala el final de una acera en cuña, y a unos 200 metros más arriba se encuentra otra de las zonas de Barrio Nuevo. Entre ella y nuestra posición, no hay arcenes ni farolas que ayuden durante las horas de ausencia de sol –en invierno a las 18 horas- a realizar este tramo andando con algo de seguridad. “El otro día tuve que hacerlo y tuve que mirar hacia atrás todo el rato. Fue una vez, imagina los que lo hacen todos los días, con carritos de bebés, de la compra…”.

Simancas viaja a sus recuerdos de la infancia asegurando que "mis veranos eran aquí jugando a la pelota y casi no venían coches".

Final de la acera y la última farola antes de llegar a la siguiente zona del barrio. / AH
Final de la acera y la última farola antes de llegar a la siguiente zona del barrio. / AH

Pocos negocios

Con apenas una farmacia, dos “ventitas” y un bar, el barrio carece de negocios, obligando a sus vecinos a salir continuamente para comprar los productos o servicios del día a día. “Y porque ya se hacen repartos a domicilio del supermercado”, exclama Simancas justo cuando pasa por delante nuestra una furgoneta de una popular cadena de supermercados.

La problemática de la carretera

Precisamente, cuando esa furgoneta regresa lo andado tras entregar su servicio minutos después, vemos cómo tiene que esperar a que pasen algunos vehículos de los vecinos del barrio para poder tomar la ruta de salida. Y eso que existe un carril en cada sentido. Es uno de los grandes problemas de Barrio Nuevo, la falta de aparcamientos que provoca que se estacionen los coches sobre el carril de subida, dejando habilitado solo uno. “Esto es una ratonera. Hay un incendio y no puedes salir del barrio. Solo por Los Campitos. La gente con carritos tienen que bajar a la calzada porque la acera es estrecha y están las farolas. Caos con la guagua. Todos los que suben tienen que mirar desde la esquina de abajo antes de subir”, resalta Jacobo.

Vehículos aparcados en el carril de subida. / AH
Vehículos aparcados en el carril de subida. / AH

Antes que la propuesta de Evelyn Alonso de instalar semáforos, este vecino valora lo que considera una opción mucho mejor y que, según cuenta, más vecinos estarían encantados. “La idea es dejar este carril solo de subida y la salida por el otro lado. Ganas aparcamiento”. Ahí reside la clave respecto a la propuesta institucional. Que sea un carril de un único sentido y no los semáforos.

“La salida sería creando una pequeña carretera a la altura de la zona alta de Barrio Nuevo, donde en su día ya se hizo una de tierra como parte de un antiguo proyecto, pero se quedó y nunca alcanzó a unirse con la carretera”, confiesa Jacobo. Así, los vehículos solo irían en una dirección sin parar y se ganaría aparcamiento.

Aparcamientos

Unos aparcamientos que también tienen buenas posibilidades en uno de los solares que tiene el barrio sin construir. “Podría ser, por el día, un lugar de reunión, con una cancha o una plaza para los niños, y a partir de una hora determinada, ser aparcamientos”. En la actualidad, una colonia de gallinas y gallos salvajes acompañan a restos de basura en este solar sin utilidad.

Basura y una colonia de gallinas y gallos en un solar en Barrio Nuevo. / AH
Basura y una colonia de gallinas y gallos en un solar en Barrio Nuevo. / AH

Resignación en los mayores

También reclama una mejora concreta de transporte público para la zona de Cueva Roja, la zona más alta del barrio. “A las 16.30 es la última guagua a Cueva Roja y los fines de semana no hay. Imagina esas personas mayores que viven ahí arriba”.

Con un barrio de más de 60 años sin recibir el trabajo de grandes obras que modernicen sus calles y que ayuden a mejorar el estado de las viviendas, Jacobo Simancas comparte que ya hay vecinos “resignados” y que ya están quemados. “Algún vecino me dice que va a morir y no lo va a ver. Y yo tampoco, pero hasta la última gota lucharé”, sentencia.