Opinión

20.000 millones, endeudamiento e impuestos (o Ángel Víctor Torres y la eficiencia)

Emprendedor y empresario

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Quería comentar en esta entrada dos intervenciones de nuestros dirigentes de esta semana que me han parecido ejemplos perfectos para entender la situación en la que estamos y a la que nos dirigimos.

En primer lugar, la ministra de Igualdad Irene Montero anunciaba el 8 de marzo que la dotación del III Plan estratégico de igualdad efectiva entre hombres y mujeres para el periodo 2022-2025 será de más de 21.000 millones de euros. No sé ustedes, pero yo al menos me quedé atónito ante el hecho de que, con la que está cayendo y la subida de impuestos a la que nos hemos visto y -según han anunciado- nos vamos a ver expuestos, se venda como un éxito que cada persona de población activa vaya a poner unos 1.000 euros en tres años para algo tan vago y poco definido como el plan que la ministra anunció.

Hasta el propio vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, el neerlandés Michiel Hoogeveen, decía que es obvio que se considera que España está apostando por un aumento exorbitante del gasto público y que salir de una crisis económica en base al gasto público no es la solución. La solución pasa por las reformas de las instituciones, del mercado de trabajo y por la reducción de déficit y de deuda (de esto hablaremos ahora, no quiero adelantarme).

Bien es cierto que, poco después, la otra parte del gobierno de coalición nos decía que la mayoría de este dinero iba a ser gestionado por los ministerios de Trabajo y por el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (sí, son dos ministerios diferentes). Por lo tanto, quiero entender que la ministra de igualdad estaba haciendo un ejercicio de propaganda (un poco extraño eso sí).

Más adelante, nos llegó la intervención de nuestro presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, en la Conferencia de Presidentes de este pasado fin de semana en la Isla Bonita, que paso a desgranar.

Empieza su discurso apoyándose en una falacia en la cual está descansando todo el discurso socialista a nivel nacional: la subida de la inflación y de los precios energéticos es consecuencia directa de la guerra de Ucrania y Putin es el responsable único de la inflación. Los lectores más fieles de esta columna podrán recordar que son temas recurrentes de los que llevo escribiendo varios meses, cuando no había conflicto conocido por el ciudadano medio en España. No quiero volver a dar datos y porcentajes más que manidos, por lo que, para desmontar este argumento, pueden revisar cualquier artículo en clave económica de la prensa nacional sobre inflación, crecimiento y precios de la energía de los últimos 6 meses.

Pero lo que más me llamó la atención de su intervención fue la parte en la que destacaba que, si bajara el impuesto de la gasolina, el precio subiría porque la demanda lo haría también. Lo único que le puedo recomendar a nuestro presidente es que lea algo sobre la inelasticidad de la demanda (aquella que se muestra poco sensible ante un cambio en el precio) y cuáles son los primeros ejemplos de bienes que se consideran más inelásticos.

La sorpresa no se quedó ahí, ya que poco después reconoció que se muestra dispuesto a trabajar en “medidas fiscales que repercutan en el abaratamiento de la luz”. Una contradicción evidente en la misma comparecencia.

Pero sin duda lo más sorprendente fue cuando dijo que debemos “buscar medidas eficientes, para ello: endeudamiento, recuperar los fondos económicos de Europa que no se hayan podido utilizar (…)”.

Sinceramente, esto me deja en shock. Que en un país con una deuda pública del 121% del PIB (esto es que España, ingresando toda la producción de la economía durante un año sin gastar un solo euro, seguiría teniendo un 21% de deuda pública) se plantee como solución eficiente endeudarse aún más, me deja sin palabras.

Porque querido lector, la deuda se paga. Se paga a través de subidas de impuestos y reducción de servicios públicos. Igual no será hoy, igual será en tres o en cinco años, o igual como en Grecia, habrá que tomar todas las medidas de golpe. Eso no lo sabemos, pero que hay que pagarla, eso es seguro, porque cuando no se pague no habrá más dinero que poder pedir.

Ayer le ponía el ejemplo a un amigo: es como si alguien dice que con su sueldo no le da para pagar la luz y la recomendación fuese pedir un crédito a Cofidis para pagar el recibo eléctrico, en lugar de revisar sus gastos y deshacerse de aquellos que sean más superfluos.