Fran Belín./ CEDIDA

Opinión

De aguas saladas (también dulces) y turismo gastronómico

Periodista

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Desde luego que si nos tomamos lo de la sequía actual con “tranquilidad”, esa misma actitud nos va a dejar “pajaritos” en no mucho tiempo, contado ese tiempo con el baremo de “los años pasan a toda pastilla”. Hablando de aguas, no dejaría yo de lado tampoco a la de la mar salada, a la que hace que este planeta se vea de lejos azul y que, como siga así el asunto, va a lucir de lo más achocolatado. Al tiempo (repetimos término).

Escuchaba hace poquito a un científico –no puedo precisar dónde- que tres amenazas iban a acabar con los que estarán vivitos y coleando en su día (y no precisamente con profecías mayas): el cambio climático, los alimentos procesados y la que es la estrella en todos los debates, la Inteligencia Artificial. Sumaría yo otro indicador que hace que todo este disparate se esté convirtiendo en un cóctel molotov terráqueo: la creciente población mundial, que necesitará más alimentos, medicamentos, energía y minerales.

Hace algunos artículos atrás me encantó avanzar que Tenerife acogerá del 16 al 19 de julio el Encuentro de los Mares, el único congreso internacional que vincula gastronomía, ciencia y sector pesquero , por lo que la Isla será referente mundial entre los territorios que defienden el futuro de los mares y sus ecosistemas.

Es que parece irrevocable que si nuestros mares se gestionan con prudencia, éstos serán fundamentales para satisfacer las necesidades futuras para que no se dé por definitivo el descalabro de la vida que conocemos. Ojo, y que conocen muchos seres humanos en latitudes maltratadas por la sequía, las hambrunas y más atrocidades.

Una auténtica revolución internacional quizá podría constituir la clave para la estrategia íntegra e integral de las masas de agua salada (y la dulce claro) con la utilización de las nuevas tecnologías o desarrollar la labor global para fundamentar un marco regulador muy fuerte basado en cada zona del planeta, también extensivo a la actividad de las granjas marinas.

Esto me quedó grabado  “a salitre” –se podría decir- en aquella segunda edición del Encuentro de los Mares que seguí online y enterito cuando todavía sufríamos los tiempos inciertos de la pandemia de la Covid-19, en un programa en el que salió a colación la preocupación por los niveles de mercurio (u otros metales pesados) en el subsector de la acuicultura.

No solo el mercurio es el problema sino los antibióticos y, por supuesto, los plásticos (los microplásticos ingeridos por los peces) o los desperdicios en general.

Biólogos marinos, oceanógrafos, referentes de la industria pesquera y cocineros de todo el mundo plasmarán en las las tres jornadas una ‘radiografía’ actual del mundo marino, focalizando su atención en los océanos como única fuente posible de alimento humano sostenible y saludable en las próximas décadas.

Si no conservamos, ¡entonces qué!

El lema de esta edición en la sede tinerfeña será ¡Conservar! en la doble vertiente de conservación de los ecosistemas marinos y la de los alimentos marinos. No pocos desafíos cabe a estas alturas tanto analizar como aplicar en el Gran Azul en la próxima década después del acuerdo alcanzado en marzo en la ONU para la protección de los océanos con el Tratado de Alta Mar. No esperemos, por favor y a San Pancracio rogando, a 2050.

Para muestra un botón. La información recibida no lleva a márgenes de error. “Más de 8 millones de toneladas de plástico ingresan en los océanos cada año, lo que equivale a arrojar un camión de basura de plástico cada minuto, y hasta el 80% de toda la basura en los océanos es plástico. Si continúa este ritmo, para 2050 los océanos tendrán más masa plástica que peces, y el 99% de las aves marinas habrá ingerido plástico en algún momento de su vida”.

Insisto, una vez más, que en estos artículos mi propósito no es aportar un tinte apocalíptico, todo lo contrario. La idea es que nos pongamos las pilas y, ya lo he reiterado en estos escritos: desde los Estados a nosotros-as individualmente con esas pequeñas acciones (y actitudes) para revertir todo esto de lo que se va a reflexionar en Tenerife.

Así pues, podríamos aferrarnos al lema de este año por parte del comité científico del Encuentro de los Mares, liderado por uno de los biólogos marinos más importantes del mundo, el oceanógrafo Carlos Duarte: ¡Conservar! La conservación de los océanos, la de alimentos marinos y el mundo de las conservas de pescado serán los ejes temáticos de esta edición, en la que se debatirá de sobrepesca, residuos marinos, protección de cetáceos y turismo gastronómico, pero también de salazones, ahumados y congelados.

La gastronomía ya marca los destinos turísticos

“El turismo gastronómico y el mar también está incluido en la agenda de las temáticas que desarrollará el V Encuentro de los Mares, que analizará la relación entre las actividades turísticas vinculadas al mar, las que desarrolla el sector primario y la gastronomía marinera. El objetivo es alcanzar un círculo virtuoso en el que se retroalimenten la una a la otra”, informa la nota de prensa.